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El adiós de su hijo: homenaje por el centenario de José Luis López Vázquez

José Luis López Magerus, realizador del documental sobre su padre, muestra una faceta personal y profesional del gigante de la metamorfosis

José Luis López Magerus (Madrid, 1962) es cineasta por herencia y vocación. En su vida, su padre ha significado siempre la dualidad entre la profesión o la familia, la admiración o el rencor, la inspiración o la distancia. Acostumbrado a verle actuar en la gran pantalla, de niño brotó en Magerus el deseo de dedicarse al cine. En el centenario del nacimiento de su padre, le rinde homenaje con un documental sobre su vida y su obra colosal, con colaboraciones de lujo como José Sacristán o Pepe Viyuela. ‘José Luis López Vázquez ¡Qué disparate!’, disponible en Movistar+, busca reivindicar una figura «que sigue estando presente, que a la gente le interesa y que hay admiración», hacer «un homenaje de reconocimiento a su labor, a su entrega», en palabras del autor, para explicar las causas de la magnitud de un trabajador infatigable y con un talento extraordinario para la metamorfosis.

Cartel de ‘El Verdugo’, película de 1963 protagonizada por López Vázquez | Adrián G. Peñacoba

La película comienza en la infancia del actor, su nacimiento en 1922 en el paseo de las Delicias. Creció yendo a Cines Callao con su madre a ver películas de Charles Chaplin y éste, años más tarde, llegó a afirmar que era «el mejor actor del mundo». La Guerra obligó al madrileño a mudarse varias veces huyendo de las bombas. Finalmente, nace su primer hijo, López Magerus, en el paseo de la Castellana. «Mi padre entonces ya había rodado ‘El pisito’ (1958), ‘Plácido’ (1961) y estaba rodando ‘La gran familia’ (1962)», rememora el autor del documental, que admite que se encuentra «contento y cansado físicamente porque ha sido un año muy intenso». «A mí me toca, porque recuerdas muchas cosas, remueves muchos recuerdos», revela a Madrilánea.

La comprensión y admiración de López Magerus por su padre se refleja en sus palabras: «Él tuvo que hipotecar muchas cosas de su vida personal y emocional, en favor de una consolidación profesional y afortunadamente un reconocimiento», aunque no fue algo fácil de entender para un niño. «Era un señor al cual veía poco, por el volumen de trabajo que tuvo en esa época de los años 60 y 70, que era inmenso», menciona el cineasta, aunque confiesa que «hablar de él siempre es una satisfacción».

Escaso reconocimiento institucional

«Me hubiese gustado que hubiese tenido más repercusión en medios institucionales», admite después de un proceso de financiación largo y difícil. En un principio, propuso a RTVE hacer un episodio de su serie ‘Imprescindibles’, aunque nunca obtuvo respuesta. «Una figura como López Vázquez en Italia, Inglaterra, Francia o EEUU sería venerado. Habría teatros a su nombre, cines, calles, plazas, centros culturales, premios, certámenes… Pero aquí, en España, somos como somos», asevera Magerus.

También afirma que para recibir ayudas públicas hay que pasar un proceso complicado: «Todo el proceso administrativo, las condiciones que te exigen para acceder a las ayudas, tanto previas como posteriores son un completo laberinto, una pesadilla». «Te encuentras también con muchas puertas que se cierran inexplicablemente. De pronto un proyecto como éste no tiene interés, no le ven una función comercial, y yo tampoco, pero para eso está la Administración. No vamos a hacernos ricos ni se trata de eso. Es una cuestión de reconocimiento a una figura de esa dimensión. Movistar+ fue la que al final vio posibilidades y es de agradecer», enfatiza contrariado.

Cine en el ADN

En varias ocasiones durante la entrevista, los recuerdos despiertan en la mente de Magerus e ilustran su relación con su padre y con el séptimo arte. «Cuando yo tenía 10 años me llevó al Cine Coliseum a ver ‘Mi querida señorita’», narra el entrevistado. Es importante recordar que todavía en los años 70, no se permitía la entrada de menores en según qué sesiones. Cuando la sala estuvo a oscuras, el propietario del cine lo sentó en una de las butacas traseras. «Estaba la sala llena y cuando empezó la película, mi padre entró y se sentó a mi lado», rememora, aunque el tierno momento se interrumpió para evitar que los asistentes lo reconociesen entre el público. «Antes de acabar el film, se levantó y se fue de la sala». Poco después, «con la sala todavía en penumbra, un acomodador vino y me metió en el despacho con mi padre, desde donde pudimos salir por la puerta trasera de emergencia», también mencionada como la «puerta de artistas».

López Magerus de niño, realizando una escena en la que hace de hijo del personaje de su padre | álbum de J.L.L.M.

Caminos separados

A pesar de ser su padre uno de los actores más prolíficos del siglo XX en España (con más de 250 papeles en filmes y otras numerosas apariciones en teatro), López Magerus nunca hizo valer sus orígenes para labrarse un hueco en la industria cinematográfica. «Mi padre jamás levantó el teléfono para conseguirme nada. Podría haberlo hecho, pero al fin y al cabo, también se lo agradezco», expresa el documentalista. «Si sé lo que sé y he hecho lo que he hecho, ha sido a mi propia costa», comenta orgulloso y admite que «no ha sido fácil tampoco».

Prácticamente al final de la carrera de López Vázquez se dio el momento de trabajar juntos. Sólo ocurrió en una ocasión, con el papel de José Luis padre, en un episodio de la serie ‘Turno de oficio: 10 años después’ (1996–1997), secuela de ‘Turno de oficio’ (1986-1987), una serie de cierto éxito nacional. «Estuvimos rodando quince días aproximadamente. Fue una experiencia», relata José Luis hijo. «Yo ya llevaba muchos años trabajando en esto, pero ver su método de trabajo, su minuciosidad, esa perseverancia, esa manera de enfrentar al personaje, de ver como lo acometía, fue muy grato», expresa el cineasta, que ejercía de ayudante de dirección. Un broche final a una relación entre perfectos reconocidos.

José Luis López Magerus atiende una llamada en su domicilio por motivo de la exposición pictórica de su padre | A.G.P.

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