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La «muerte lenta del Parque Calero» que no aceptan sus vecinos

La restauración de la zona de áreas verdes de Ciudad Lineal ha generado descontento en los residentes de Concepción, que antes de  la remodelación reclamaban por mayor mantenimiento

Desde hace un tiempo, Domitila Villanueva evita caminar por donde algún día estuvo el arbolado más extenso de Ciudad Lineal, en Madrid. Le da ganas de llorar el aspecto el aspecto gris que se ha ido apoderando del lugar. Ya no hay verdor. Es como asistir a «una muerte lenta. Solo hay polvo», reprocha.

El último domingo, esta vecina desde hace 31 años del barrio Concepción, tuvo que volver al parque. Se ha sumado a decenas de vecinos que desde hace meses reclaman al Ayuntamiento replantear «remodelación» del lugar bajo el ‘Salvemos el Calero, más mantenimiento y menos pavimento’. La frase refleja dos de las principales demandas de los residentes: el cuidado y rescate de las áreas verdes y el retiro de la cubierta asfáltica que «matan» el suelo natural.

Domitila, por ejemplo, dice que nada a su alrededor se asemeja al espacio que la enamoró cuando decidió hacer vida ahí, ni a los recuerdos que guarda de cuando salía por las tardes a pasear a su madre enferma de Alzheimer. Por eso se ha sumado a los pobladores inconformes con la transformación del espacio público a un costo de 850.000. Esta obra es catalogada como la inversión en urbanismo y medio ambiente más relevante del distrito de Ciudad Lineal por su ubicación, dimensiones, servicios y afluencia de ciudadanos.

Paisaje del Parque Calero antes de la restauración // Imagen cedida por el movimiento ‘Salvemos el Calero’

Según los datos disponibles en Presupuestos Abiertos del Ayuntamiento, en 2022 la municipalidad asignó 209.800 euros en la Rehabilitación del Parque Calero, de los cuales ejecutó casi 159.000 euros. Este año la partida incrementó a 807.000 euros y hasta fines de febrero reporta un 25% de ejecución.

Los residentes no cuestionan la inversión, lo que piden es que se redirijan los recursos a obras de rescate de las áreas verdes para devolverle vida natural al sitio. De ahí que su principal reclamo es la incorporación de zahorra, un material que se ha utilizado en los parques públicos de Madrid como una opción económica para el mantenimiento de jardines naturales y que tiene un aspecto similar al suelo original. Sin embargo, en el Calero la zahorra cubre el pavimento de los caminos y no tiene contacto con el suelo. El Ayuntamiento ha dicho en varias ocasiones que ha extendido el uso de este material porque drena bien el agua en época de lluvia.

Los vecinos del Calero no se conforman con esa explicación. Muestran preocupación por el polvo que levanta el reemplazo de la tierra por zahorra, pues es perjudicial para la salud y muy molesta para los visitantes. Esta queja vecinal no es exclusiva de Ciudad Lineal, ya que los residentes del barrio de Aluche, en otra zona de la capital, también han expresado críticas por el uso de ese material en los parques públicos.

Ángeles Vaquer tiene 65 años, nació y se crió en el barrio de Quintana. Señala “vi el nacimiento de este parque” y por tanto ha presenciado las reformas de este espacio. Asocia muchos recuerdos a sus áreas verdes y recurre a sus árboles cada vez que quiere escribir uno de sus poemas. Para ella ese parque «es un espacio de inspiración. Tengo una zona especial, que es concretamente donde hay cuatro cipreses, ahí hay un árbol al que nombró ‘Transparencia’. Me han venido ideas que después he podido seguir desarrollando en mi hogar». Ha estado presente en todas las reuniones del grupo del barrio y su principal queja es “nos están arrebatando este espacio verde, en una zona de la ciudad donde éstos son escasos».

Comparación del antes y después de uno de los puntos del Parque Calero // Imagen cedida por Agrupación ‘Salvemos el Calero’

Carmen Barrios es otra antigua habitante del barrio Concepción que siente que con el deterioro del parque se pierden sus recuerdos «más felices», de cuando  sus hijos correteaban por ese lugar. «En esa época el parque tenía muchas cosas: en la zona que cruza la Calle de Virgen de Lluc había un castillo con toboganes donde jugaban los niños y tenía túneles que conectaban con otros puntos del parque. Lo tuvieron que quitar porque de noche en los túneles se prestaba para que se metieran personas sin hogar», rememora. Ahora su nieto ya no puede disfrutar, lamenta al contar que abundaban las flores, se podía ver una gran población de pájaros. «Vinimos a muchas celebraciones, a cumpleaños, donde nos hemos sentado en la explanadas y en las mesas que había por ahí», añade.

El origen de la protesta

Desde que iniciaron los trabajos en el parque en octubre de 2022, los vecinos del barrio expresaron su malestar y desde la Asociación Cultural ‘El Sol de la Conce’ presentaron la propuesta ‘Salvemos el Calero’, donde uno de sus voceros, José Luis de Lucas Palacios señala «es evidente han hecho la reforma para ahorrar mantenimiento y con aprobar nuestra petición ya nos dieron la razón».

La propuesta de la plataforma vecinal llegó a la Junta Municipal y lograron que fuera aprobada por mayoría. Sin embargo, denuncian que las obras siguen sin aplicar sus recomendaciones, todas enfocadas en preservar las áreas verdes y recuperar los espacios naturales afectados por la  tala y el abandono.

Una de sus últimas acciones fue una reunión  con otras instancias del Ayuntamiento y con departamentos del Ministerio para la Transición Ecológica. Además, mantienen colaboración con otras organizaciones de la ciudad que exigen que cese la tala de árboles y se repongan los que se han caído, como sucede en Carabanchel y Arganzuela.

Imagen de los resto de uno de los árboles talados en el Parque Calero // Madrilánea

En los dos últimos meses, el movimiento vecinal ha ganado fuerza al visibilizar su campaña en redes sociales y manifestaciones públicas que han llegado hasta Cibeles acuerpados por otros movimientos sociales como Ecologistas en Acción, la Mesa del Árbol y Alcorques Vivos. También han articulado  una red  conformada entre los barrios del distrito, entre ellos San Pascual y Quintana, que son los más próximos al parque.

Última convocatoria del domingo 16 de abril // Madrilánea

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