Congreso Periodismo Digital 2012

Antonio Martínez Ron: «Los tontos no se asombran»

Antonio Martínez Ron
Antonio Martínez Ron. Por B.Robert

Antonio Martínez Ron es el creador Fogonazos, uno de los blogs personales más veteranos aún en activo. Bajo el seudónimo Aberron publica sus «asombros diarios», una recopilación de curiosidades científicas y proezas humanas que en sus mejores momentos ha llegado a competir en número de visitas con los portales de los periódicos nacionales.

A pesar de que su autor ya no puede dedicarle tanto tiempo, Fogonazos recibe ahora el Blasillo de Huesca, su cuarto premio. Antes fueron el Premio Bitácoras (2011) y dos premios 20Blogs.

Entrevistamos a Antonio Martínez Ron durante la mañana del martes 13 en la redacción de lainformacion.com, el periódico online donde coordina la sección de ciencia.

 ¿Qué es fogonazos?

Es el rincón particular que monté hace nueve años cuando cerró la radio en la que trabajaba, donde tenía mi sección y contaba mis historias. Necesitaba seguir contándolas y decidí (pide entrecomillar esta expresión) «montar mi propio medio», tener mi propio sitio. Poco a poco ha ido cambiando, se ha ido modelando. Mi propia dinámica de buscar lo asombroso y las buenas historias me ha llevado a especializarme en temas científicos, que son los que más nos atañen a todos como seres humanos. Qué somos, qué pasa con nuestro cerebro, no creo que haya nada más interesante que eso.

En el fondo es un diario de mis obsesiones y gustos personales. La ciencia, las proezas humanas, los abandonos, los temas árticos y antárticos, la Guerra Fría. Son mis pasiones particulares y lo que reflejo.

 Te has llevado dos premios en poco tiempo. Luchaste mucho el Bitácoras

A por el Bitácoras fui porque me daba rabia que Fogonazos, que es el veterano (tiene nueve años) no lo tuviese. Me parecía que se me pasaba el arroz. Además no me gusta perder sin luchar. Si no lo has intentado no puedes quejarte. Si los demás están luchando y pidiendo el voto tú también tienes que hacerlo. ¿Por qué no pedirlo? ¿Por una supuesta superioridad moral? La verdad es que hice una campaña de spam brutal en Twitter. Era una apuesta arriesgada porque podía haber perdido y haber hecho el ridículo. Lo hice por amor propio, y además porque antes no había categoría de ciencia, que me parece un error. Competía contra muy buenos rivales, contra blogs que a mi me encantan.

El Blasillo, sin embargo, es sorpresa. El sábado pasado tuve una rotura fibrilar en una pierna, por lo que llegé el lunes a trabajar bastante deprimido. Y me llamó Fernando García Mongay (el director del Congreso de Periodismo Digital de Huesca) y me dio la noticia. No tenía ni idea.

Qué somos, qué pasa con nuestro cerebro. No creo que haya nada más interesante.

¿Cuántos lectores tiene Fogonazos?

En la época buena escribía los artículos en español y en inglés. Contaba historias que no había dado nadie y tenía muchísimas visitas. Hubo una entrada en concreto, sobre fotografías que no se habían enseñado de Hiroshima y Nagasaki, que tuvo un millón y medio de usuarios únicos en solo dos días.

¿Y por qué no tienes publicidad? Tal vez ahora serías millonario

El motivo principal es que todo lo que me ofrecen es basura. Mucha gente se pone en contacto conmigo para que les publicite gratis. Las agencias de publicidad son muy graciosas porque ellos cobran al cliente pero creen que la distribución tienen que hacerla los blogueros de manera gratuita. Me vendo caro. Si voy a añadir algo intrusivo, debería valer su precio. No estoy en contra de la publicidad, sino de venderme barato. Alguna campaña sí he hecho. Recuerdo una de una marca de pantalones, que sí pagaban bien.

¿De dónde salen las historias de Fogonazos?

Llegan por miles de sitios. De Reddit (un agregador de noticias estadounidense con millones de usuarios) salen muchas, sobre todo videos. Es una de mis fuentes permanentes. Pero también me llegan de lectores. Después de tanto tiempo ya ha quedado establecido que hay contenidos que «son de Fogonazos». El otro día un amigo me pasó un video en el que dos mil delfines acompañaban a un barco y me dijo que me pasaba una «fogocosa». Yo no sabría definirlo mejor.

Antes hacía más investigación y sacaba temas inéditos pero ahora no tengo tiempo. La investigación la hago en mi trabajo que para eso me pagan. Tengo menos tiempo para el blog y la gente me lo reprocha, pero el día tiene 24 horas y tengo que llevar las habichuelas a casa. Además al principio era una ventana de desahogo, porque en mi trabajo escribía de cosas que no me gustaban. Ahora no me hace tanta falta.

Seguías un proceso periodístico que está ausente en la mayoría de blogs

Los blogueros somos muy vagos. Somos muy dados a copiar y pegar. Pero el oficio de periodista te acostumbra a ir un poco más alla. Tengo un ejemplo claro de «bloguerismo» activo. Hace unos meses encontré una «fogocosa». Un video de unos polacos que se tiraban al vacio, haciendo puenting, en el interior de una mina. Podía haber publicado el video, como en otros mil blogs, y ya está. Pero no me conformo con eso, necesito un contexto, quiero saber qué están haciendo. Dediqué muchas horas hasta encontrar a los polacos. Hablé con ellos y me contaron los detalles. Fue un esfuerzo relativamente pequeño, porque el resultado es muy gratificante: encontrar el origen de la historia.

Uno de tus grandes éxitos fue la inocentada de Stonehenge y National Geographic

Se me fue completamente de las manos. Quería hacer una broma a los lectores de Fogonazos y que nos riésemos un poco. La elaboré con bastante tiempo. Había visto unas fotos antiguas de las ruinas de Stonehenge (un monumento megalítico británico) rodeadas de grúas y pensé que cualquier vendedor de misterios se frotaría las manos con ese material. Así que me inventé el fraude yo mismo, implicando a National Geographic, que se supone que debía publicar la historia en su siguiente número y hasta adornándolo con detalles literarios. Lo publiqué el día de los inocentes y se movió rapidísimo. En doce horas era trending topic mundial. Se publicó en periódicos chinos y de Suramérica. Incluso una televisión que no voy a nombrar estuvo a punto de darlo en su informativo del mediodía como una historia real. El efecto fue tan grande que la propia National Geographic tuvo que desmentirlo en Twitter.

A veces me arrepiento porque dar bola a estas historias es un juego peligroso. Ya ha habido vendedores de misterios que han usado el material para asegurar que Stonehenge es un fraude. Ese era el riesgo, pero creo que mereció la pena porque lo que yo quería transmitir es que es muy fácil manipular unos hechos si los cuentas bien. Hay que ser escéptico y no fiarte de nadie. Hay que contrastar antes de dar una noticia por válida.

Quiero que Fogonazos sea un lugar donde encontrar algunas de las pequeñas maravillas que se hacen por ahí. Que todos los días tengas esa sensación que a mi me gusta tanto de preguntarte «¿pero esto es posible? ¿en serio?»

¿Cómo es tu trabajo en lainformacion.com?

Somos un medio nativo digital. No tenemos otro soporte y trabajamos en el lenguaje de la red. Apostamos más por el video, por la infografía y por otro tipo de lenguajes que no son los que utiliza la prensa tradicional. Nuestra intención es dirigirnos a un público que está huérfano. Los grandes medios parece que siguen empecinados en venderle un periódico a mi padre, pero se han olvidado de mi generación y de la que viene detrás.

En mi caso particular soy un privilegiado. Llevo la sección de ciencia y me dejan hacer de todo. Ahora hemos hecho un documental sobre el cerebro.

¿Qué tal se trata la ciencia en los medios?

En algunos muy mal. Hace un año, con el accidente de Fukushima, hubo medios que hicieron una cobertura pésima. Por ejemplo La Razón publicó que en la central nuclear había un incendio, y lo ilustró con una foto de un fuego en una central térmica en otro lugar de Japón. Hubo explosiones, pero nunca un incendio. Eso es dejación de funciones, manipular los hechos y una vergüenza. Lo digo porque me afectan y contribuyen a que la gente pisotee el periodismo. Lo pisotean con motivos porque éste y otros muchos periódicos son un panfleto ideológico en los que se manipulan los hechos. No son periodismo. A eso me enfrento.

¿Qué es y cómo nace Amazings?

Amazings nació como un divertimento entre tres amigos que teníamos un blog exitoso de ciencias (Fogonazos, La aldea irreductible y Maikelnai) y mucha afinidad. Empezamos a llamar a amigos que también tenían blogs de ciencia y juntamos a cien personas bajo una misma cabecera.

Además del blog, que ya es el más leído de divulgación científica en español, hemos hecho una revista en papel y un congreso en Bilbao que tuvo mucho éxito y vamos a repetir.

¿Te ha ayudado Fogonazos en tu carrera profesional?

Fogonazos me ha fagocitado. Llevo trabajando de periodista desde 1998. Durante un tiempo tuve cierto complejo porque a pesar de mi carrera de periodista todo el mundo me conocía por el blog. Ya no lo veo como algo negativo. Ha llegado a cambiar la orientación de mi trabajo. Yo era editor de información pura y dura. Mi especialidad era esa. Cuando Salas entró de director en lainformacion.com me propuso dedicarme en exclusiva a estos temas. Tuve ciertas reticencias pero me animé y reconozco que ha sido el año y medio más fascinante de mi vida. Ahora me da rabia no haberlo hecho antes.

¿Qué diferencias hay entre tu trabajo y tu blog?

En mi trabajo hago periodismo y en el blog cuando podía hacía periodismo pero en general hago una prescripción de contenido. Reseño tanto lo que hago yo como lo que hacen otros y creo que merece la pena. No es nada pretencioso, quiero que sea un lugar donde encontrar algunas de las pequeñas maravillas que se hacen por ahí. Que todos los días tengas esa sensación que a mi me gusta tanto de preguntarte «¿pero esto es posible? ¿en serio?».

En Huesca espero poder hacer un pequeño elogio al asombro, que creo que está devaluado. Vivimos en una sociedad en la que nos creemos muy listos y en la que admitir que algo nos asombra se ve como una muestra de debilidad o falta de inteligencia. Creo que es al revés. Los tontos no se asombran. Fogonazos pretende que tengas esa sensación cada día.

A veces haces campañas de promoción de libros en las redes sociales

Sólo lo he hecho con dos libros. Si el libro no me gusta no lo hago. En realidad no debería hacerlo porque mi profesión es otra. A «Mala ciencia» le hice la campaña porque era un libro que me parecía importante que la leyera todo el mundo. Aun así, siempre dejo claro que es una cosa que me han encargado, que no es espontánea. No sé si seguiré haciéndolo. Creo que es un poco incompatible.

El caso es que me gustan los libros que contraponen ideas. Por ejemplo el de Jose Miguel Mulet, «Los productos naturales ¡Vaya timo!», aunque no comparto el 100% de lo que dice, me parece sanísimo porque derrumba los clichés establecidos. Casi todo el mundo se conforma con una versión preestablecida sin más. El mero hecho de cuestionarnos las cosas debería ser rutinario.

Vivimos en una sociedad en la que nos creemos muy listos y en la que admitir que algo nos asombra se ve como una muestra de debilidad o falta de inteligencia. Creo que es al revés. Los tontos no se asombran

Tu perfil en redes sociales mezcla sin complejos lo personal y lo profesional

Lo de la marca personal me parece una chorrada de la que se han dicho muchas tonterías. Si te fabricas una imagen de marca en redes sociales que es una impostura la gente no es tonta y te pilla. Si te muestras como eres, con tus momentos buenos y malos, siendo una persona y no una marca, no hay contradicción.

Le doy uso profesional a las redes sociales referenciando lo que escribo porque necesito que la gente me lea. De eso me gano la vida.

¿Cuántos premios acumulas?

Fogonazos ya tiene cuatro premios con éste. Mi mujer, desde que se enteró, me llama Blasillo. Y una vez gané un premio de poesía.

La literatura y la ciencia. ¿Están cerca o lejos?

Mi pasión original era la literatura. Cuando empecé fogonazos estaba escribiendo una novela. La ciencia siempre me ha apasionado pero no era la faceta principal de mi vida. Luego me di cuenta de que es donde estaban las mejores historias.

Creo que hay un gran desequilibrio en la sociedad entre lo literario y lo científico. Hay algunos científicos con cierta formación y cultura científica, pero al revés es más difícil encontrarlo. La gente completamente ignorante del mundo de la ciencia debería preocuparse. No son conscientes de ser unos absolutos analfabetos.

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