Chamartín

El mito de la iglesia con forma de sombrero mexicano

Nieva levemente en Madrid, y en la Tienda del Encuentro parece caer maná, tal y como cuenta el libro del Éxodo del Antiguo Testamento. Se trata de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, situada frente al Parque de Berlín en el barrio Ciudad Jardín (Chamartín), que por su forma es comunmente confundida con un sombrero charro o mexicano. Pero, en realidad, su arquitecto la construyó pensando en la Tienda del Encuentro del relato bíblico. El Antiguo Testamento explica que, tras ser liberados de Egipto, los israelitas vivieron 40 años en el desierto. Allí formaron un campamento, se cobijaron en tiendas de campaña y se alimentaron del maná que caía del cielo, el alimento enviado por Dios todos los días excepto los sábados. Moisés eligió una tienda y la plantó a cierta distancia del campamento. La llamó Tienda del Encuentro con Dios, que con su forma piramidal y alargada, trataba de acercarse a él. De la misma manera, esta parroquia es una representación a gran escala de la tienda de Moisés. Y para los vecinos del barrio, un sombrero de mariachi que «cubre» sus creencias.

Exterior de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe. Por N. López

Origen y arquitectura

Fue Félix Candela (Madrid, 1910-1997) el «dueño» de este sombrero, también conocido como el «conquistador de la esbeltez», aquel que se atrevió a mezclar con un buen resultado el hormigón con la belleza. El arquitecto e ingeniero mezcló su sangre hispana con la de México, país en el que acabó exiliado tras estallar la Guerra Civil española. Las formas onduladas que caracterizan sus construcciones –Iglesia de la Milagrosa en México o L’Oceanogràfic en Valencia– comenzaron a aflorar en Madrid en 1962. Así permanecieron hasta 1965, año en que finalizó la construcción de la iglesia. El Diario ABC publicaba dos años más tarde una portada en la que la recién estrenada parroquia formaba parte del nuevo escenario de Madrid.

Portada de ABC del 15 de octubre de 1967. Hemeroteca de ABC

ESCENARIOS DEL NUEVO MADRID Donde la prolongación de la avenida del General Mola se une con el comienzo del polígono de Santa Marca, el sol otoñal y las flores de los Jardines nuevos pintan el paisaje inédito de esa urbe, casi desconocida, antesala del Madrid de los tres millones de habitantes (texto de la portada)

Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, años 70. Archivo ABC

En 1967, la picuda Nuestra Señora de Guadalupe –un santuario dedicado a la patrona de México– provocaba asombro y desconcierto. Con una estética modernista propia de la escuela Niemeyer, los que paseaban por la Calle Puerto Rico consensuaron, como si de una fábula se tratase, que aquello debía de ser un sombrero mexicano. Ahora, cuatro décadas más tarde, los que no son asiduos al barrio se preguntan: ¿Es un sombrero mexicano? ¿Un casco romano? ¿Una nave? «Algunos entran a preguntar qué es esto, y me dicen: ‘¿Pero esto es de verdad una iglesia católica?‘», cuenta Laura, secretaria y administrativa de la parroquia.

Pero pocos quedan ya de aquella congregación mexicana pionera en modificar las eucaristías tras el Concilio Vaticano II, cuya última etapa finalizó el mismo año en que se estrenó la iglesia. Hasta entonces, las misas se daban de espaldas y en latín. Esta comunidad, cuenta Laura, «fue una de las primeras en reinventar este rito, haciéndolo más participativo y cercano». E incluso íntimo. Porque la única iluminación es la que proviene de la luz exterior que atraviesa las vidrieras multicolores. Junto a la decoración, el efecto es el de una especie de mural propio del arte contemporáneo mexicano representado por artistas como Siqueiros o Diego Riviera, marido de Frida Kahlo.

Interior de la iglesia donde se aprecia la iluminación a través de las vidrieras. Por N. López

La parroquia en la actualidad

«Esta iglesia se ha quedado muy grande porque el número de feligreses ha descendido mucho», explica Laura. Aun así, los que acuden a misa se sienten como en casa. «No es una parroquia territorial, sino de muchos puntos diferentes de Madrid. La gente viene a casarse y bautizarse aunque vivan en Arturio Soria», añade.

     – ¿Destacaría alguna anécdota?

    – Pues había un chico y una chica que hicieron la catequesis infantil y la juvenil aquí, se ve que coincidieron en la universidad también y… años más tarde vinieron a casarse. Fue una gran sorpresa.

Según explica Laura, se trata, además, de una iglesia con especial «compromiso social con la gente que peor lo pasa». «Hay aspectos en los que estamos muy de acuerdo con la Iglesia Católica como institución, y hay otros en los que no tanto». Es el caso del texto sobre la reforma laboral que aparece en la portada de su página web, que fue recientemente criticado por Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española. El manifiesto fue redactado por la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y en él se expresa el desacuerdo con este Decreto-ley, que aprobó el Partido Popular en febrero, calificándolo de «agresión al trabajo humano como principio de vida». El texto afirma también que «no es lícito eliminar derechos y protección de las personas trabajadoras» y aprovecha para criticar las sucesivas reformas laborales llevadas a cabo por los diferentes gobiernos por «socavar los derechos de las personas trabajadoras y sus familias». Rouco Varela desautorizó el documento asegurando que la «Diócesis no se identifica con el contenido de dicho documento, ni se hace responsable del mismo, considerando improcedente su difusión». A pesar de ello, como en un sombrero mariachi, esta parroquia resguarda sus pensamientos y se protege de las críticas.

Vista del vértice de la iglesia desde el interior. Por N. López

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