Argüelles

Esto antes era una calle llamada Ferraz

En el barrio de Argüelles, en Madrid, se encuentra una calle que vertebra esta zona de Este a Oeste, desde Moncloa hasta pasado el templo de Debod. Un rincón tranquilo de la ciudad lleno de colegios, comercios locales, bares, restaurantes y vecinos de toda la vida. Eso era hasta el día 3 de noviembre. Hoy, veinte días más tarde, esta calle se ha convertido en el epicentro de un huracán de protestas y descontento social que afecta a sus habitantes, pero sobre todo a sus comercios.

En la esquina de Benito Gutiérrez con Ferraz es donde un viandante observa que, a medida que se va acercado a la sede del Partido Socialista, los cubos de basura han sido retirados, dejando atrás una estela de carcasas de plástico inútiles que hacen las veces de señales de la zona cero de Ferraz. A raíz de las manifestaciones el Ayuntamiento de Madrid ha retirado hasta 50 papeleras en el barrio para evitar que se utilicen como armas arrojadizas contra la Policía.  

Pero no sólo faltan papeleras en los alrededores de Ferraz. Josh trabaja en Syra Coffee, a escasos metros de la parroquia del Inmaculado Corazón donde día tras día se repiten las mismas imágenes, ciudadanos en sus escaleras con banderas manifestándose en contra del Gobierno. Josh explica que desde hace semanas la Policía no les permite tener ningún tipo de mobiliario en la calle, para que no pueda ser utilizado durante las manifestaciones, por lo que no pueden colocar el cartel que solían tener en la puerta, con su menú y las ofertas del día, resultando en una bajada del flujo de personas que entran en la cafetería. De esta misma forma los restauradores de Marqués de Urquijo denuncian que llevan semanas sin poder montar sus terrazas. Los camareros del Bar Alinka aseguran que la última vez que la montaron, las sillas y las mesas acabaron esparcidas por toda la calle. 

Pero la falta de mobiliario, aunque no ayuda, no es lo que está asfixiando a los locales de la zona. A partir de las 18 horas la presencia policial en la zona va in crescendo. A la patrulla que pasa el día frente a Ferraz 70 se le suman entre seis y siete furgones que se reparten a lo largo de la calle. Sobre las 19 horas es cuando empiezan a desplegar las vallas para cortar el tráfico desde Marqués de Urquijo hasta ya pasada la sede del PSOE. Y ahí en medio, en ese pedazo de calle asediado por la policía, es donde quedan atrapados comercios que temen por su futuro. 

Es el caso de Nabila Barakas, que regenta un bar que lleva su nombre, Baraka´s, situado en el 37 de la calle Ferraz. Nabila cuenta su nueva rutina de cierre. La calle queda cortada, el tráfico se desvía, aguantan el tirón si algún vecino baja a tomar algo, hasta que finalmente la policía les cierra el local. Esto durante 20 días, ella lo describe como un «Covid nocturno» como la cuarentena otra vez. Les han arrebatado la noche y no sabe si van a aguantar mucho más, si el bar seguirá en pie dentro de un mes, pero baraja la posibilidad de pedir un préstamo al banco para sufragar los gastos y, finalmente, cerrar. 

Nabila no achaca su situación a los manifestantes, recalca el carácter pacífico con el que han acudido todos los días a Ferraz. Muchos van a su bar los jueves y los viernes a tomar algo. Pero esas copas y los cafés de la Policía no le sirven para llegar a fin de mes. El problema, señala, es el cierre, el asedio, y por supuesto, la violencia. Son los ultras que llegan sobre las diez de la noche para rematar la faena y que han provocado que las medidas de seguridad sean extremas. «Han hecho ricos a los de Marqués de Urquijo pero a nosotros nos han dejado en este perímetro de seguridad» afirma Nabila, que recalca que si los manifestantes pudieran circular con normalidad por la calle, a lo mejor ella hubiese hecho la caja de agosto, como es el caso de otros bares que se han lucrado a raíz de esta situación.  

No son solo los bares y las cafeterías de las inmediaciones de la sede del PSOE los que están sufriendo el ya llamado ‘Noviembre Nacional’. También están los estancos, las farmacias, las papelerías, las ópticas, las peluquerías… Todos manejan más o menos la misma cifra, un 30 por ciento de pérdidas en veinte días. Los más afortunados un 10 por ciento o un 15 por ciento

Cuando hablan del futuro muchos de los comerciantes solo quieren volver a la normalidad. Pero la realidad es que no es solo el horario de manifestaciones el que afecta a los negocios. La calle Ferraz se ha convertido en sinónimo de problema, de revuelta, y los vecinos, pero sobre todo los empresarios del barrio, reconocen que parece una calle fantasma. La afluencia ha bajado considerablemente repercutiendo directamente en los ingresos. Nadie sabe cuándo volverá esta calle de Madrid a la normalidad que reinaba antes del 3 de noviembre. Lo que sí está claro es que durante las horas de la mañana, cuando aún no han llegado las ‘lecheras’ y todo es aparentemente normal, los que suben las persianas día tras día no reconocen esta vía fantasma llamada Ferraz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *