Chamberí

Crónica de una terraza cerrada

Tras tres años de lucha de los vecinos, los bares liberan las bandas de aparcamiento de Chamberí

Paseando por las calles del madrileño barrio de Chamberí durante el mes de enero, una de las escenas que más se repetía eran terrazas completamente recogidas a cualquier hora del día. María, una habitual clienta del famoso “Casa Paco” de la calle Altamirano, pregunta a las 8 de la tarde, «¿por qué no podemos sentarnos fuera?», a lo que el encargado responde, «ya nos la han quitado». El 30 de enero ya no quedaba ni rastro de la terraza.

La pandemia de Covid-19 terminó, pero todavía hoy podemos observar el rastro que ha dejado. Personas que continúan usando mascarilla en el transporte público, pantallas que separan a farmacéuticas o estanqueros de sus clientes. Pero quizás la huella más visible a pie de calle han sido las terrazas instaladas en bandas de aparcamiento. Una de las medidas estrella, no ausente de polémica, de la Comunidad de Madrid para ayudar a los hosteleros. 

Desde el inicio de la pandemia, para el gobierno de la capital, ayudar a la hostelería era prioritario. Con ese propósito se llevaron a cabo soluciones para crear terrazas en zonas hasta entonces nunca valoradas, como es el caso de las bandas de aparcamiento. Así se garantizó un ocio al aire libre y consumo en los bares. Cuando la ordenanza se aprobó en 2020, sólo en la zona de Chamberí se concentraron el 30% de estas terrazas de quita y pon (aproximadamente 350) que han estado dando servicio hasta el 31 de diciembre de 2023. Casi 4 años que la responsable de la Asociación de Vecinos de Chamberí, Pilar Rodríguez, describe como «un infierno». 

Chamberí es un distrito pequeño, su construcción es de hace aproximadamente un siglo y apenas cuenta con parkings subterráneos, explica Rodríguez. Por lo tanto, el estacionamiento es un asunto que mantiene a los vecinos en pie de guerra contra el Consistorio, «tenemos un problema gravísimo de aparcamiento» asegura Rodríguez. Cuando se aprobó ceder esas plazas de estacionamiento a los bares, los vecinos tenían la esperanza de que aquello duraría unos meses, pero el asunto no se resolvería hasta enero de 2024. Las bandas de aparcamiento ocupadas por mesas y sillas estuvieron a punto de volver a la normalidad en 2022, pero con tres votos de ediles del grupo mixto, el pleno municipal aprobó que las terrazas perdurasen hasta el 31 de diciembre de 2023. Más adelante se anunció que los bares tendrían un mes más de prórroga para liberar la calzada por completo.  

Aún así, el último clavo en el ataúd de estas terrazas ha sido el ruido. «No podíamos seguir viviendo con gente chillando debajo de casa desde las 8 de la mañana», lamenta una vecina del barrio. Tal fue el malestar que el Ayuntamiento creó zonas de protección acústica en el distrito, lo cual retiró casi la mitad de las `terrazas covid´, pero la medida fue «insuficiente» según Rodríguez. Ante las acusaciones de ruido, Hostelería Madrid, armada con los datos del portal de transparencia de la Comunidad, asegura que de 3.000 denuncias interpuestas por ruido en 2023, sólo 34 iban dirigidas a terrazas. «Las terrazas no han supuesto un problema de ruido» afirma Juan José Blardony, director de la asociación hostelera. 

Blardony hace balance sobre lo que supone para los bares perder estas terrazas en bandas de aparcamiento, «los establecimientos se van a ver obligados a despedir personal y las pérdidas en facturación rondarán los 6 millones de euros». Bares de la zona aseguran que tendrán que prescindir de personal y que hasta 1.000 camareros van a encontrarse sin trabajo en cuestión de meses. Algunos incluso sentencian que perderán el 30% de su facturación, o lo que es peor, se verán obligados a cerrar. 

La regenta de un conocido bar de Argüelles se lamenta de esta situación, «yo me gasté un dinero en poner esta terraza, me vi obligada a hacerlo porque tenía que sobrevivir y ahora tengo que quitarlo todo». Muchos no son conscientes, afirma, de que poner esos espacios les supuso una inversión que no recuperaron. Hasta hace un mes este bar contaba con una terraza exterior que ocupaba 4 plazas de aparcamiento. 

«No odiamos a los hosteleros, queremos recuperar la normalidad de nuestro barrio» es lo primero que dice Pilar Rodríguez que lleva tres años reuniéndose con todo el que estuviera dispuesto a escucharla hasta lograr revertir la situación. Por su parte el director de Hostelería Madrid discrepa con las afirmaciones de los vecinos y asegura que en la ciudad de Madrid sí que hay cabida para terrazas situadas en bandas de aparcamiento

 

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