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Manifestantes denuncian los planes de Elix Rental Housing de desalojar a 200 vecinos

Vecinos y miembros del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid salen a la calle para exigir negociaciones colectivas con la Socimi, calificándola de «fondo buitre»

Elix Rental Housing, un grupo de inversión en activos inmobiliarios pertenecientes a AltamarCAM, comprará 3 bloques de edificios en Madrid (Tribulete 7 en Lavapiés, Salvia 1 en Tetuán, y Boldano 5 en Ciudad Lineal) y uno en Barcelona, dejando desamparados a más de 200 arrendatarios. La ampliación de su portafolio se votó el día 13 de febrero durante la junta de accionistas.

El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid lanzó un contundente comunicado la semana previa a la junta, para convocar a una concentración frente a la sede de la empresa y exigir una negociación que contemple sus demandas y el derecho a una vivienda digna. Además, denunciaron a la SOCIMI por «especulación inmobiliaria», calificándola de «fondo buitre» y declararon que los inquilinos no dejarán sus viviendas. También, han llevado su reclamo a la esfera digital con la campaña #NosQuedamos, un ‘hashtag’ que aglomera reivindicaciones similares en redes sociales, a lo largo del mundo hispanohablante.

Un portavoz del sindicato explica que desde 2017 llevan adelante estrategias autogestivas para ayudar a arrendatarios en situación de vulnerabilidad legal e institucional. No obstante, este panorama era anterior, y ya transciende los barrios céntricos como Malasaña o Lavapiés, afectando también a otros alejados como Ciudad Lineal, Tetuán y otros: «Los negocios o comercios de toda la vida son sustituidos por grandes franquicias o por servicios para turistas. Y al final la ciudad no acaba siendo un espacio para habitar, sino un espacio de consumo para personas que están de paso, sin arraigo en la ciudad o para turistas internacionales».

El comunicado del sindicato también destacó un encontronazo similar de AltamarCAM en el pasado: en un proyecto conocido como Elix Vintage compraron más de 20 bloques en las mismas 2 ciudades, desalojando 421 viviendas y revendiendo 5 años después por un monto mucho mayor. Sobre este punto, los inquilinos son tajantes: «(Elix) busca sacar el máximo beneficio en el menor tiempo posible, sin importar el efecto que tiene en la vida de las vecinas expulsadas ni en los barrios gentrificados».

Cristina, inquilina de Tribulete 7 en Lavapiés, bajo amenaza de desalojo
Cristina, inquilina de Tribulete 7 en Lavapiés, bajo amenaza de desalojo. Firma: S Carlson

Entre los afectados por el futuro desalojo está Cristina, una vecina del Tribulete 7 que participó de la concentración en Serrano 51, y que conversó con nosotros: «Estas semanas hemos sufrido ya extorsión e intimidación por parte de Elix, ya se han cambiado las cerraduras de varias puertas», dijo con preocupación. Además, habló de la falta de comunicación con los dueños: «Cuando nos enteramos por la prensa, varios vecinos se han intentado poner en contacto con ellos siempre se han negado a hablar. El dueño ha enviado mediadores para intentar hablar con nosotros por separado. Entre los vecinos hemos llegado a un acuerdo de hablar en colectividad y con representación legal, y ellos no quieren respetar nuestra petición de hablar en colectivo con representación legal», comentó.

Por su parte, Elix Rental Housing se desentiende de las denuncias y expresa su voluntad de dialogar. Aunque rechazaron nuestra invitación a una entrevista, sus representantes nos proporcionaron un comunicado que presenta a Elix como una empresa «especializada en la rehabilitación de edificios principalmente destinados al alquiler», que busca «contribuir a la mejora de la situación de escasez de vivienda en ciudades como Madrid, a través de la regeneración urbana y la mejora del parque de vivienda existente». En otras palabras, asocian su compra-venta con una labor de restauración de viviendas respetar las normativas de seguridad y accesibilidad vigentes, no con un negocio inmobiliario de lujo o para turistas.

El caso de Cristina no es único, pues otros vecinos hablaron con la prensa para denunciar a la empresa inmobiliaria. Aunque Cristina sabe que la compra no retrocederá, cree que la unidad entre inqulinos será clave en el futuro: «Aquí estamos reunidos cuatros edificios o cinco edificios de Madrid, y esto va a ir a más y sirve más como concienciación para que la ciudadanía o la ciudad de Madrid entienda que lo que está sucediendo es un problema real de toda la ciudad», dijo.

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