Cristo nacerá en la Tierra Media
Después de más de 9.000 horas de trabajo, prácticamente desde que se desmontaron los belenes del año pasado, Ramón Palomo, director de la Asociación de Cultura junto con Dairon Rodríguez, director artístico, y un belenista , han conseguido crear un impresionante belén de más de 130 metros cuadrados —lo que equivale a tres autobuses urbanos—, con 230 figuras hechas a mano.
Darion tuvo la idea inicial. El grupo, inspirándose en las películas basadas en la obra de Tolkien, ha ambientado el nacimiento de Jesús sirviéndose de alguno de los elementos más conocidos de la trilogía cinematográfica: la casa del Hobbit (Bolsón cerrado), el castillo y el árbol blanco de Minas Tirith, cuya imagen sirve de emblema al reino de Gondor o el bosque de Fangorn. Este belén de Alcobendas es todavía más grande que la maqueta original de la película, y aunque no se han mantenido ni distancias, ni el orden de los paisajes, consigue que nos adentremos de lleno en la Tierra Media.
Puede sonar contradictorio hablar a la vez de Tolkien y de la religión católica, pero el creador de El Señor de los Anillos creció en el seno de una familia muy religiosa, y se inspiró en la fuerte espiritualidad que le unía a ella, para llenar de fantasía las páginas de sus libros.
El anillo de poder que atrae y destruye a Golum y Frodo, y cuya posesión confronta a todos los reinos, sirve como metáfora del pecado como veneno que te destruye, que te tienta, pero ante el que debes luchar para que no te haga caer. El árbol blanco, que durante el desarrollo de la película parece marchito (como símbolo de la decadencia de los hombres que cayeron en el pecado), deslumbra tras la coronación de Aragorn como imagen de la esperanza y la bondad, valores muy presentes en la religión católica. En la inmensidad de la Tierra Media, como nuestro planeta, están en lucha constante el bien y el mal. Aunque las relaciones y las interpretaciones son muchas, Ramón Palomo y su equipo han querido ir más allá. Identificando el castillo de Minas Tirith como el castillo de Herodes, han colocado las estatuas de los reyes de la Tierra Media, los Argonath, dos colosales estatuas en los márgenes del río Anduin, con la mano derecha levantada en señal de prohibición de la entrada al reino de Gondor.
Con el objetivo de llegar a todos los públicos y no acabar por completo con la tradición, el ayuntamiento ha mantenido las figuras de un belén tradicional. Además de todo esto, se han colocado carteles explicando la vida de Tolkien y la estrecha relación que tenía con el catolicismo. No ha sido un trabajo fácil. Cada decorado de este belén ha pasado por un largo proceso de creación. En primer lugar, Dairon determinó las medidas y los materiales de construcción: optó por el poliestireno liso como sustancia idónea, debido a la posibilidad de utilizar la tijera sin que se produzcan daños irreparables, incluso al recortar formas curvas.
Una vez que tenían las medidas y el material, venía el trabajo duro: cortar, pegar, lijar, pintar y añadir elementos decorativos. «Ha habido días que llegábamos a las 4 de la tarde y volvíamos a nuestras casas a las 3 de madrugada», dice Ramón. El belén ha tenido una acogida sorprendente y es rara la tarde en la que el salón donde se ha colado no este lleno de gente. Para el próximo año Ramón y su equipo quieren mantener la idea pero mejorarla añadiendo más escenarios, y prometen intentar sorprendernos con la recreación del lago que baña las puertas de las minas de Moria.
Aunque las navidades ya quedan lejos, me he topado con este interesante artículo, y me gustaría hacer algunas precisiones como admirador de Tolkien y de esta página web. El anillo no destruye a Frodo; de hecho, consigue levantarse después de cada «tentación», y acaba sano, salvo y feliz. Más aún, el anillo no destruye por completo a Gollum. Esto ya es opinable, pero en ningún momento Gollum quiere el anillo para «dominar» a los demás. Solo lo quiere para él y en su bolsillo, lo que siempre significaba un estrecho resquicio para la esperanza.
Por otro lado, puede desconcertar algo lo de la aparente «contradicción» entre Tolkien y el catolicismo (que se menciona en el párrafo 3), ya que Tolkien es reconocido como uno de los grandes escritores católicos del siglo XX. Junto a él me vienen otros dos ejemplos a la cabeza. C.S. Lewis con sus Crónicas de Narnia (Lewis, además, se convirtió al cristianismo gracias a Tolkien -aunque no al catolicismo, lo que apenó al creador de la Tierra Media, baste leer sus libros para ver que era lo mismo-) o Alexander Lloyd con sus Crónicas de Prydain. Cristianismo y fantasía no están reñidos, sino todo lo contrario. Pero esto da para un libro aparte. Por último, la «estrecha relación» que unía a Tolkien con la religión católica era más que familiar. Él fue católico de los convencidos, como demuestran sus escritos, biografías y libros. En fin. Siento este rollo tan extenso. Saludos
No estoy de acuerdo, Tolkien podía ser un católico convencido pero, su obra no tiene la menor relación con el catolicismo. Y tampoco hace falta que la tenga. Me temo que esa afirmación sobre el contenido cristiano de su obra se debe más un deseo de muchos católicos que a una realidad objetiva.
No todo es catolicismo, este mundo está lleno de aproximaciones a Díos muy distintas de las cristianas y católicas.
Objetivamente, la obra Tolkiana utiliza elementos de la cultura pagana germánica y celta para describir aspectos psicológicos del ser humano que están de actualidad.