Bomberos, «quemados» por la falta de plazas
En la antigua Roma, los incendios eran frecuentes.Una ciudad muy poblada, con mucho material inflamable (paja, madera, telas, etcétear), en la que los tenderetes colonizaban sus estrechas calles. Para hacer frente a un posible fuego, unos cuantos esclavos se situaban en puntos estratégicos con cubos de agua. El servicio de prevención de riesgos dejaba mucho que desear. Las consecuencias eran terribles. En el año 6 después de Cristo, el emperador Augusto decidió sustituir este sistema, totalmente ineficaz. Creó un cuerpo de vigiles (vigilantes) que, en la actualidad, se puede denominar el primer cuerpo de bomberos de la historia.
El cuerpo se diferencia del resto de equipos profesionales por sus estrictas condiciones físicas. Para formar parte de él es necesario conseguir, mediante puntuación, una de las plazas que oferta la Administración Pública. En el Ayuntamiento de Madrid, la totalidad de candidatos a funcionario por el puesto de bombero superaba, generalmente, los 1.800. La cifra se debía a la poca o nula oferta, ya que desde diciembre de 2010, las convocatorias han desaparecido. Aún así, ¿qué se requería en aquellos tiempos?
En cada convocatoria, los aspirantes a bombero se examinan de tres tipos de pruebas: teórica, física y psicotécnica. La primera de ellas contiene 40 temas. Tratan sobre la organización territorial del Estado, la Constitución, Hacienda, el régimen local —en este caso, de la Comunidad de Madrid—, y los municipios y competencias locales. Por otro lado, estudian aspectos relativos al temario específico de bomberos: Protección Civil, explosivos, sustancias y materias peligrosas, construcciones y edificios, socorrismo, primeros auxilios, teoría del fuego, agentes extintores y medios de extinción.
En total, 90 preguntas a responder en 90 minutos. En cada pregunta, solo una respuesta es válida entre tres. Las respuestas en blanco no penalizan, pero las erróneas sí: un tercio de una respuesta correcta. Aquel candidato que no saque más de un cinco queda eliminado sin poder realizar el resto de pruebas.
David Martínez quiere ser bombero. Estudia todas las mañanas a distancia. Cada día, planea y organiza la parte del temario que va a afrontar. «Si sabes distribuirte los temas, no es una tarea difícil. Cuando el examen se acerque, supongo que estudiaré con esa presión», dice.
Siguiente desafío: pruebas físicas
Al igual que en la mayoría de profesiones, la práctica es la parte fundamental. En el caso de los bomberos, las pruebas físicas requieren una preparación exhaustiva. David también se prepara a diario para superar esas pruebas cuando surja una nueva oportunidad. «Vengo todos los días al gimnasio. Quiero estar preparado para sacar la mejor nota posible», dice mientras deja la barra en el soporte, después de hacer press de banca. Continúa: «De todas formas, no puedo esperar a que Madrid ofrezca más plazas. Busco también convocatorias en Leganés o Fuenlabrada». Según la localidad o comunidad autónoma, las pruebas varían en exigencia y requerimientos.
Una de las pruebas más temidas es la ascensión de una cuerda lisa con los brazos. Partiendo desde la posición de sentado, sin contacto entre los pies y la superficie de partida, y con al menos una mano en contacto con la cuerda; el ejecutante debe subir 6 metros de altura. El tiempo de duración de la prueba determina las puntuaciones dependiendo del examen al que se opte —bombero de extinción de incendios o bombero conductor—:
En el caso de obtener una puntuación inferior a cinco, el aspirante a bombero es calificado como No apto y no puede continuar.
A la prueba de ascensión en cuerda se le añaden otros ejercicios: completar 15 repeticiones en press de banca; un recorrido inferior a 15 segundos sobre una barra de equilibrio de 5 metros de longitud situada en altura, y 12 dominadas en escala para varones y 7 para mujeres.
La velocidad es primordial
La extinción de fuegos, el rescate en accidentes y el auxilio a cualquier ciudadano son las tareas más frecuentes que debe realizar un bombero. Y de manera rápida. Por tanto, también se ven sometidos a pruebas de velocidad tanto en carrera como en natación. Los hombres deben correr 60 metros en menos de 8 segundos (un segundo más para las mujeres). Aunque sea una de las demostraciones más fáciles, se conceden dos intentos, si son necesarios.
El test de resistencia consta de 1.000 metros. Ellos tienen 3:30 minutos, mientras que las aspirantes cuentan con 25 segundos más. En esta ocasión solo se permite un intento. A menor registro de tiempo, mayor puntuación en la nota.
En la natación, los hombres deben recorrer 100 metros en minuto y medio y las mujeres tienen 5 segundos más. El tiempo para realizar esta prueba es de 1:30 minutos para hombres y 5 segundos más para las mujeres. Solo se dispone de un intento en el que no se debe tocar el suelo ni agarrarse a ningún sitio.
Controversia con las diferencias de trato
A las chicas se les aplica un incremento del 10 por ciento sobre la puntuación total obtenida en las pruebas físicas. Se hace para evitar la descompensación de la nota con los varones. Esta ventaja crea demasiada controversia. David defiende sus argumentos: «Hay mujeres que se quejan de la dureza de algunas pruebas físicas. Pero a la hora de sujetar una cizalla de 30 kilos para cortar un coche o aguantar la presión de la manguera se necesita gente fuerte, da igual hombre que mujer. Por eso las pruebas tendrían que ser iguales para ambos sexos».
No solo existen esas desigualdades a la hora de aprobar las oposiciones con la máxima puntuación posible. «Por unas fórmulas establecidas, si eres funcionario de otra profesión como Policía o Guardia Civil, además de sacarte la plaza con pruebas mas fáciles, a los 5 años te examinas para bombero y casi tienes plaza asegurada con un 5. Sin embargo, los demás tenemos que sacar casi un 10», apunta David.
Más exámenes
En Madrid, a la realización de diferentes test psicotécnicos —éstos pueden ser de inteligencia, de razonamiento abstracto, de figuras, etcétera—, se le añade la entrevista personal. Una vez superadas todas las pruebas de la oposición y obtenido un puesto en la convocatoria, el opositor debe pasar un reconocimiento médico que acredite que reúne todos los requisitos exigidos. Suelen ser referidos a la altura, a defectos sensoriales, al estado de salud y a posibles dopajes no permitidos. Aunque en las ofertas de empleo público se reserve el 5% de las vacantes para personas con una discapacidad igual o inferior al 33%, para ser bombero no se permite ninguna discapacidad.
En las demás comunidades y municipios suele ser suficiente con lo anteriormente descrito. Pero, en Madrid exigen más. «Para llegar hasta aquí estuve ocho años entrenando y presentándome a las diferentes convocatorias que iban saliendo hasta conseguir una plaza», dice Sergio, satisfecho de poder ocupar un puesto en el Parque de Bomberos de Manuel Becerra, en Madrid.
Las pruebas de oficio y conducción
A los candidatos a bombero se les puede exigir el desempeño de una profesión. Carpintero, mecánico, fontanero, albañil o electricista suelen ser los oficios más mencionados por los aspirantes.
En otras oposiciones hay una prueba de conducción. Ocurre cuando la convocatoria es para bombero conductor. Consiste en conducir un camión para poner en relieve la habilidad del aspirante en el manejo de vehículos. Por tanto, es de obligado cumplimiento poseer el carnet C, que permite conducir camiones a partir de los 21 años de edad.
«La agilidad y la rapidez son primordiales. Tenemos que conocer bien la ciudad para llegar antes a un siniestro. Saber por dónde ir más rápido o por dónde hay menos tráfico es algo vital. Parece poco importante, pero después te das cuenta de que es muy valioso», asegura Sergio.
Recortes y ascensos de puesto
La crisis también les ha salpicado. Recortes de salarios, pagas extras y ampliaciones de horarios y guardias son algunas medidas que les han aplicado. Por eso, en septiembre y octubre de 2012 protagonizaron diversas protestas debido a la modificación de su convenio.
Una vez conseguida la plaza, el bombero puede prepararse para sumar méritos y ascender de categoría. Todo cuenta, desde cursillos y diplomas hasta haber trabajado anteriormente como interino. El rango en el cuerpo es sencillo. Los oficiales (A) deben poseer una titulación superior como licenciaturas, ingenierías o grados. Sin embargo, a la plantilla operativa (C1) solamente se le exige tener el título de bachillerato o Formación Superior de 2º grado.
Existen otros grupos tales como B, D y E. Los primeros forman parte del cuerpo superior, mientras que los dos últimos desarrollan actividades auxiliares que consisten en mecanografía, correspondencia, vigilancia o conserjería.
Los bomberos de una edad más avanzada son relegados a ocupar puestos más sosegados. Desempeñan puestos de vigilancia forestal o se desenvuelven en tareas administrativas que no precisen de un magnífico estado de forma.
«Antes la gente podía ser bombero solamente haciendo la mili, casi sin pruebas y nadie quería debido a que los adelantos no eran como ahora. Equipos, vehículos, material, seguridad… Cada vez hay más demanda y suben el nivel, y es mas difícil entrar», dice David.