El niño que escribió su futuro en un diario
Jorge González nunca olvidará el verano de 2006. En unos meses cambió de trabajar como vendedor de ropa ambulante a ser «el gitanito de Operación Triunfo». Tenía 17 años y, como si de «un cuento de fantasía» se tratara, todo lo que un lustro antes había escrito en un diario se cumplió «paso por paso». Se dio a conocer en OT, grabó dos discos, fue el «niño de la Campos» por su participación en el programa de Telecinco Qué tiempo tan feliz y recientemente ha quedado segundo en La Voz, otro reality musical con una audiencia de millones de espectadores.
«Cuando en 2001 vi la primera edición de Operación Triunfo descubrí a la vez que me gustaba cantar y que mi sueño era entrar en la academia. Recuerdo que con 12 o 13 años mi amiga Ana me hacía entrevistas, imaginándonos que estábamos en el programa de Ana Rosa, y luego eso ocurrió en realidad», dice.
Pero por aquel entonces no lo imaginaba. Tampoco sus padres: «La primera vez que mi padre me oyó cantar fue en la Gala 0 que ya se emitió por televisión». Al principio ni sabían que su hijo se había presentado al casting del concurso. Fue tras superar la primera prueba cuando se lo tuvo que contar, ya que era menor de edad y no podía seguir sin su autorización. Accedieron y Jorge se convirtió en uno de los 16 participantes de la quinta edición de OT. Lo habían intentado más de 23.000 personas.
Natural de Villarejo de Salvanés, un pueblo de 7.000 habitantes situado a 50 kilómetros al sur de Madrid, reconoce que la noche antes se pensó muy seriamente entrar o no a la academia. Por saltar del anonimato a la fama y por la cuestión familiar. Estuvo casi tres meses «encerrado», sin ver a nadie. Ni siquiera a su novia, hoy mujer, Arabia, con la que tiene un hijo de dos años: Arai.
24 horas con cámaras
Aunque los triunfitos, como así se les conoce a los concursantes del programa, no tienen contacto con el mundo exterior, su vida se emitía las 24 horas del día por televisión. «Es un reality, pero no me daba cuenta de lo que estaba pasando porque era muy niño. Además de cantar, cuentan otros factores como el físico o la simpatía», dice.
Él cayó bien. Semana a semana, el público lo eligió como uno de sus favoritos. En un país en el que el racismo hacia los gitanos «salta a la vista», Jorge aclara que, sin embargo, nunca ha sido rechazado. Con un octavo puesto, al salir de OT «vivió un boom muy grande, varias discográficas se pelearon por mí».
Al final, grabó un disco con Vale Music, la empresa musical que tenía los derechos de todos los concursantes durante cinco años. Le fue bien. Le asignaron una banda, hizo una gira con «muchísimos conciertos en 2007» y vendió «9.000 o 10.000 copias» de ese primer cd. Pero al mismo tiempo aprendió algo: «Eso que dice Risto Mejide es real. Era un producto. Me hicieron las canciones y la forma de cantarlas. En el estudio me ponían música de Estopa porque decían que me tenía que parecer a ellos».
Fin del producto
El producto se acabó, Vale Music desapareció y algunos de sus artistas se fueron a Universal Music. Jorge se quedó en el camino. No desistió: «Me busqué la vida, hice contactos y en 2009 logré sacar un segundo disco con Blanco y Negro». Es del que se siente más orgulloso porque «me involucré en su producción». Su single Si yo vengo a enamorarte fue muy escuchado y ese año estuvo a punto de ir a Eurovisión. Cayó en la final ante la también triunfita Soraya, que fue quien representó a España.
Después de aquello la crisis le afectó –«nadie vende discos ya»-, y decidió, mediante un acuerdo amistoso, romper el contrato con la discográfica experta en recopilatorios. «Guardo un buen recuerdo», añade como cierre de esa etapa.
Qué tiempo tan feliz y La Voz
En 2010 volvió a la televisión. Se estrenó Qué tiempo tan feliz, programa presentado por María Teresa Campos las tardes de los fines de semana en Telecinco. «Buscaban un chico para que cantara, hice una prueba y me quedé. Estuve casi dos años y al final veía que me estancaba. Además, quería que se me conociese como Jorge, no como el chico que salía en el programa de la Campos», dice.
A sus 23 años «necesitaba algo más», y fue entonces cuando el pasado verano surgió la oportunidad de La Voz. Con dos discos a las espaldas tuvo que superar otra vez un casting de miles de personas. Lo hizo y por segunda vez en su vida Jesús Vázquez, del que asegura ser «muy fan porque te apoya más fuera de las cámaras», le presentó ante millones de telespectadores.
La Voz fue el reality más visto de este invierno. Jorge lo afrontó con la misma ilusión que OT, pero «disfrutando cada segundo». No le gustó, eso sí, que las primeras audiciones fueran grabadas y luego se editaran antes de emitirse: «Cuando canté se me giraron los cuatro coaches (artistas nacionales reconocidos que elegían a los concursantes), pero como David Bisbal tenía ya su grupo pues eso lo cortaron y no salió». Por esa razón, los coaches se tiraron muchos programas con la misma ropa.
Él se fue con Rosario y acertó. Llegó a la final del concurso donde quedó segundo tras competir con Rafa Blas, el ganador, «y Bisbal, que tiene cinco millones de seguidores en Twitter». Ahora el programa le ha garantizado un single. Mientras llega, a Jorge no le faltan «bolos» y tiene algún que otro posible proyecto con discográficas importantes que prefiere no mencionar.
–¿Y el futuro?
–No veo otro que no sea la música. Acabo de volver a empezar.