Edurne Uriarte: «Cuando consumimos periódicos, buscamos opinión»

Edurne Uriarte (Frúniz, Vizcaya, 1960) es una de esas personas a las que un adjetivo se queda corto para definirlas. Catedrática de Ciencia Política, fundadora del Foro de Ermua y columnista de opinión en ABC. Si pudiera dirigir algún día un periódico, sería fundamentalmente valorativo: «Cuando consumimos periódicos, buscamos opinión».

La opinión, en tiempos de tanta abundancia informativa, es más necesaria que nunca y lo que marca la diferencia: «Lo más difícil de obtener es el análisis, la valoración y el liderazgo de ideas». Y se atreve a cuestionar el papel de las nuevas tecnologías en las sociedades estables y democráticas: «¿Qué utilidad tiene Twitter para el periodismo?», se pregunta Uriarte.

Para ella, 140 caracteres se quedan cortos en los tres modelos de opinión que podemos encontrar en un periódico: «Ideológico, analítico y valorativo». Esta clasificación no es arbitraria, sino que obedece a unos criterios válidos para cualquier lector asiduo de prensa. El columnismo ideológico «es el que se basa en ideas, en la valoración ideológica». «Es el que más representa el trabajo del intelectual. Paul Krugman, con el que nunca estoy de acuerdo, es alguien que me encanta», añadió. El periodismo analítico haría hincapié en el análisis de datos: «Se parece un poco más al estudio universitario. Se basa en aquello que está probado; el periodista Moisés Naím es uno de mis favoritos». Por último se encontraría el periodismo literario, en el que prima más la forma que el fondo: «Aquí lo que importa es la diversión mientras lees, los conceptos ocurrentes o imaginativos». Y una confesión de Uriarte: «Este estilo no está entre mis favoritos, pero me gusta mucho Maureen Dow, del New York Times».

El columnismo no ha de tener miedo al mundo audiovisual, sino integrarse y compenetrarse con él: «La radio y la televisión ayudan a expandir los efectos del columnismo de opinión, a que la gente te conozca, a que a través de ellos se acerquen a tus ideas». Por ello, Uriarte defiende el papel de las tertulias y de los «analistas» frente a los que critican el exceso de las mismas: «¿Vale menos la técnica de un cirujano que haya operado diez veces que cuando opera una? ¿Por qué ese menosprecio del periodista que ha intervenido en siete tertulias de televisión? El analista que va a una tertulia es porque tiene capacidades para hacerlo».

Compromiso político

Tanto gusto por la opinión política se comprende mejor cuando se conoce su biografía. En su juventud, la lucha contra el franquismo le acercó a posturas de izquierdas más allá de la socialdemocracia a pesar de haber formado parte de la ejecutiva del Partido Socialista de Euskadi: «Yo procedo de la izquierda ideológicamente. De joven, fui incluso a alguna manifestación antifranquista». Leyó mucho marxismo, y acabó evolucionando críticamente hacia la propia ideología. Pero en su viaje hacia el «neoconservadourismo como lo entienden en Estados Unidos», que es como se define actualmente, han pesado más determinados hechos de la izquierda española que no ha podido pasar por alto.

Para ella, «una decepción fue que una parte de la izquierda justificaba las dictaduras si eran de signo comunista», algo chocante para quien ha luchado contra el régimen de Franco. Y junto a esto, la situación del País Vasco una vez llegada la democracia: más asesinatos de ETA que nunca y la imposibilidad de tener una identidad distinta de la nacionalista. A Uriarte, le parecía «que el PSE no defendía con fuerza el derecho a sentirse español», dijo. A esto se une que a su juicio, «en la lucha antiterrotista, creo que lo ha hecho mejor la derecha que la izquierda».

Este compromiso contra ETA le llevó a participar en la fundación del Foro de Ermua después del asesinato de Miguel Ángel Blanco: «El espíritu de Ermua, que es cuando se funda el Foro, viene de una explosión social. Empiezan a dar pasos contra la banda terrorista gentes del periodismo, la universidad, los movimientos sociales y se ponen al lado del gobierno de la época».

Su confianza en el Estado de Derecho como base de la democracia y la libertad no ha menguado a pesar del fallo de Estrasburgo que anula la doctrina Parot: «Solo cabe aceptarla, lo contrario sería actuar como la Generalidad con las sentencias del Supremo». Y añade críticamente: «La sociedad española es responsable. Estamos recogiendo lo que sembramos».