La historia de Mediohombre y Mediaespaña
Autores: César Cervera y Gonzalo López
«Quedamos libres de estos inconvenientes», escribió Blas de Lezo en su diario tras vencer con solo seis barcos a la mayor flota que surcaría los mares hasta el desembarco de Normandía. Corría el año 1741 y Mediohombre –un oficial manco, tuerto y cojo– acababa de infligir a Inglaterra una humillante derrota en el asalto a Cartagena de Indias, bastión clave en el comercio del Imperio español. Don Blas de Lezo y Olavarrieta no podía saber que sería destituido en los siguientes días y que su nombre pasaría al olvido. Mucho tiempo después, algunos luchan por hacerle justicia. El Museo Naval de Madrid recupera su figura a través de una exposición que está batiendo todos los registros de asistencia. Mientras, la sociedad española debate cómo tratar a este personaje.
Más de 30.000 personas han acudido a una exposición que ha incrementado las visitas al Museo Naval en un 32%, respecto a las mismas fechas del año pasado. «Ha tenido muy buena acogida. En un momento de crisis económica y sobre todo de valores, parece que Blas de Lezo ha venido a aportar eso que falta: servicio, honradez y firmeza con uno mismo», apunta José Antonio González Carrión, almirante y director del museo. La exposición reúne más de 80 piezas procedentes de varios archivos y depósitos de todo el mundo. En la muestra destacan dos retratos inéditos cedidos por el Museo del Prado, el diario autógrafo y el que dicen fue el sable de Blas de Lezo en aquellas fechas.
«Si no hubiese sido por esta victoria, Vargas Llosa hablaría en inglés», sentencia Mariela García Beltrán-Echániz, una de las comisarias de la exposición «Blas de Lezo, el valor de Mediohombre». La victoria española en Cartagena de Indias evitó que Inglaterra partiera en dos al Imperio español y permitió que «España mantuviera su dominio comercial en Sudamérica durante 60 años». Pero no fue una tarea sencilla. El Teniente General Blas de Lezo contaba con una fuerza de seis navíos y 3.000 hombres para enfrentarse a la colosal flota dirigida por Edward Vernon. «La escuadra más numerosa y fuerte que vieron jamás aquellos mares. Una maravillosa selva flotante de buques, árboles, antenas y jarcias… que amenazaba con terror y espanto», anotó de Lezo en su diario al contemplar los 180 barcos ingleses, que transportaban a unos 24.000 combatientes.
El almirante español trazó un buen plan de batalla y supo liderar la defensa. «Blas de Lezo tomó la decisión de no rendirse. Se aprovechó de la orografía y las fortificaciones», explica Antonio Morote, un historiador militar quien señala que «las fortalezas de Cartagena son inmensas, impresionantes». Blas de Lezo, además, sabía que era fundamental prolongar el asedio. El tiempo corría en contra de la flota inglesa ya que la fiebre amarilla y la falta de suministros debilitaban sus fuerzas progresivamente. «En algunos buques los comandantes ordenaban arrojar sus cuerpos por la borda… hasta que fueron devorados por los tiburones…», relataba un testigo inglés, según las crónicas de Tobias Smollet.
«Blas de Lezo era un brillante militar, un líder nato. Se preocupaba muchísimo por sus hombres y era capaz de contagiar su entusiasmo», asegura la comisaria Mariela Beltrán, que ha estudiado el diario del marino español. Por su parte, el director del museo destaca que «era un hombre marcado por sus discapacidades y un ejemplo de superación, una persona que no aceptó sus limitaciones». Para la comisaria: «Estaba hecho de una pasta especial. Manco, cojo y tuerto con 25 años. Pasó el tifus y lo superó. Entonces rechazó un puesto en la administración y eligió seguir en un barco».
Desterrado de los libros de historia
La fuerte personalidad de Blas de Lezo le granjeó la admiración de sus subordinados y también la enemistad de algunos mandos militares. De hecho, su enfrentamiento con el virrey Juan de Eslava acerca de la estrategia le terminó costando la destitución. «Era un personaje políticamente incorrecto. Contrario al nepotismo de la administración de entonces», afirma la comisaria. La orden le llegó cuando ya había fallecido a causa de la peste, una enfermedad que se extendió por la acumulación de cadáveres sembrados durante la batalla. El almirante guipuzcoano acabó sin cargo y enterrado en algún lugar desconocido de Cartagena de Indias.
El empeño británico y la complacencia española desterraron a Blas de Lezo de la Historia. El rey británico, Jorge II, ordenó no hablar de este desastre militar y la versión inglesa acabó imponiéndose. «España ha sido cainita y perezosa. Hemos dejado que otros escriban nuestro pasado. Tendemos a valorar mucho más lo que han hecho otros», opina el director del Museo Naval. En esta misma línea, el abogado y antiguo corresponsal de guerra Javier Nart argumenta que «en España la historia no se puede olvidar, porque directamente no se conoce».
Sin embargo, está despertando el interés por la memoria de este personaje. El 18 de septiembre la revisión de la figura de Blas de Lezo llegó hasta una comisión del Congreso de los Diputados. La mera referencia a la figura del almirante guipuzcoano, por parte del diputado del PP Juan Dios Ruano, despertó la inquietud de los grupos nacionalistas. «Quizás, si yo fuera español, compartiría el interés en defender a una figura tan egregia. Pero es que Blas de Lezo fue uno de los asaltantes el 11 de septiembre de 1714. Conllevó una represión brutal y la pérdida de las libertades», replicó Joan Tardá, portavoz de ERC.
«La estrategia de los nacionalistas es reivindicar un Estado a base de crear un pseudo-relato histórico de victimismo», afirma Juan Dios Ruano acerca del debate iniciado con los nacionalistas. Javier Nart también tiene duras palabras para esta forma de interpretar hechos pasados: «No hay nada más patético y patológico que definir la realidad histórica a la luz del siglo XXI para hacer propaganda». «Los catalanistas hablan de la guerra de sucesión como si fuera una guerra de secesión. Es completamente falso. Los catalanes eran tan españoles que defendieron hasta el final a su candidato a reinar en España», asevera Hermann Tertsch, que se ha posicionado publicamente a favor de recordar la historia de Blas de Lezo.
Una estatua en el centro de Madrid
Precisamente, Hermann Tertsch es una de las personalidades que ha prestado su apoyo a la Asociación Monumento a Blas de Lezo: «Tenemos que deshacernos de esta postración y mirar de una forma limpia al pasado». Se trata de una iniciativa popular creada por cuatro personas, un abogado, un banquero, un financiero y un ingeniero, que ha recogido 10.000 firmas para levantarle al marino guipuzcoano una estatua en el centro de Madrid. «La reacción cuando conoces a Blas de Lezo es: ¿cómo no conocía esto hasta ahora? Es un agravio colectivo que debemos restituir de forma colectiva», insta Íñigo Paredes, una de las cabezas visibles del proyecto. El pasado lunes 17 de diciembre se reunió el primer grupo de trabajo con representantes del ayuntamiento de Madrid para decidir el emplazamiento de la estatua. «Queremos una estatua de estilo clásico, grande y en la zona centro».
Aparte de esta iniciativa, hay otros grupos preocupados por conservar la memoria de Lezo. Desde 1853, la Armada española siempre mantiene en servicio una nave con el nombre del almirante. Además, según fuentes del Museo Naval, hay una productora interesada en llevar al cine la epopeya del ilustre marino. «Es indispensable que la industria cultural se involucre en recuperar la historia para que el país no siga de espaldas a su pasado. No sabemos quién le da nombre a las calles», asegura Jesús Calero, jefe de la sección de cultura del diario ABC.
Horatio Nelson mantiene su mirada pétrea en los chapiteles y torres del Palacio de Westminster. Erguido en un pedestal de 43 metros de altura, proyecta una sombra muy larga sobre el pulular de turistas y palomas de Trafalgar Square. El bullicio se impone al murmullo de las batallas pasadas, pero el legendario almirante inglés sigue vigilando la vida de la ciudad desde su atalaya. Al otro lado del Atlántico, la estatua de Blas de Lezo mira hacia el cielo de Cartagena de Indias con porte desafiante, mientras el país que le vio nacer decide cómo recordarle.
¡HOLA, AMIGOS!
ACABO DE ENCONTRAROS, A PESAR DE QUE OS SIGO, DESDE CASI EL PRINCIPIO.
HACÉIS UNA TAREA COLOSAL, Y PRECIOSA.
LO CUAL ME PERMITE PIRATEAR VUESTROS TRABAJOS Y REENVIARLOS A MIS AMIGOS…………..
¡ESTÁN ENCANTADOS!
SOLAMENTE ANIMAROS A QUE SIGÁIS CULTURIZÁNDONOS Y HACIENDO QUE LA TV Y OTROS MEDIOS QUEDEN FUERA Y EL TEDIO SE CONVIERTA EN DIVERSIÓN,,,,,,,,,,,,,,,,
UN ABRAZO DE ESTE ADMIRADOR,
Finalmente España ha decidido honrar a sus militares, de los cuales han habido muchos y brillantes. Blas de Lezo es un excelente ejemplo pero hay otros…Que tal el Cap. Carretero jefe del regimiento Burgos que se batio contra Jose de San Martin en la batalla de Maipu, en la forma mas valerosa que uno podria imagnarse…..Ah si por cierto, yo soy argentino……
¡Hola Eduardo!
No conozco la historia del capitán Carretero. ¿Me recomendarías alguna fuente donde aprender más acerca de este personaje?
Eduardo.
Desconozco la gesta que citas, pero te agradezco la hayas mencionado y me comprometo a investigar sobre ella.
Soy español y me duele tener que decirte esto: la peor opinión sobre España, la tenemos en España. Somos, por desgracia, muy amigos de creer más en lo que viene de fuera que en lo propio. Y que conste que tenemos el ejército más antiguo todavía en activo. ¿Te imaginas cuántas gestas militares debemos tener a cuenta?
Un saludo.
Hola. Excelente memoria traéis. Por favor, revisad el artículo. En la oración «acababa de infringirle a Inglaterra» debería decir «acababa de infligir a Inglaterra».
Infligir es sinónimo de sancionar o imponer castigos.
Infringir es quebrantar normas.
Rectificar es de sabios. Un gran artículo muchas gracias.
Hola Carla. Muchas gracias por la corrección porque se nos había pasado por alto.
Nunca se deja de aprender ni de cometer errores. ¡Un saludo!
Información completa y rigurosa, sin novelar, en http://www.labatalladecartagenadeindias.com
Nelson tiene un pedestal de 43 metros.
Para Don Blas uno de 50 metros sería de justicia.
Saludos.
hola tambien hay otro oficial español que nunca se rendio en el peru i aguanto el sitio dque le hicieron los inependentistas en la fortaleza del real felipe que esta en el puerto del callao .peru se llama RODIL y se llevo su bandera que nunca lo quitaron
Sr. Juan Tardá, creo que antes de criticar a Don Blas de Lezo, deberías leer un poco de historia. Si Blas de Lezo, bombardeo a Barcelona habrá sido por que recibió ordenes y con toda lógica, ya que no deponían las armas, cuando la causa que defendían los catalanes ya no existía. Es vergonzoso que se hubieran aliado con los enemigos de España, en contra del legitimo heredero de la corona. Si no se sentían españoles, porque luchaban por un problema que era de España???.
Ojalá algún día se reconozca a Blas de Lezo.
Un modo de conocer su gesta en Cartagena de Indias es la novela «El Paisano de Jamaica», donde a modo de novela de aventuras se cuenta todo lo acaecido allí.
http://www.amazon.es/dp/B00E9CB9Q4