¿A qué saben las canciones?
La nostalgia tiene sabor a pollo recién horneado. El camino de regreso a casa en el Madrid oscuro y silencioso de las cinco de la mañana sabe a patata guisada. Al menos, en el restaurante La Cuchara de Rivas cuando suena El camino de regreso a casa en la voz del cantante Alfa. Mientras rasguea la guitarra, el público saborea un plato inspirado en la canción. El local celebró el pasado 30 de enero su primer Rock&Cook, una noche en la que gastronomía y música se funden en el paladar de cada comensal.
El pollo de corral que ahora reposa en el plato viene de Asturias, al igual que Alfa. Al cruzar la Cordillera Cantábrica, el «pollo criado en libertad» se transforma en el Pitu de Caleya cuando se traduce al bable. Lo mismo le ocurre a Alfa. Al volver a la intimidad de su hogar recupera el nombre de Alfredo Fernández y los discos de Led Zeppelin, Hendrix o los Stones que inspiraron muchas de sus letras. Las coincidencias entre la comida y la biografía del músico no son fruto del azar, sino de un complejo y minucioso estudio del cocinero Jorge Martí. El director de La Cuchara ha repasado las letras, notas y melodías junto a Alfa, entre cervezas y largas conversaciones. El chef escogió y analizó siete canciones y creó siete platos a medida. «Es un proceso largo, tardé unas seis semanas en adaptar los platos a cada canción», comenta el minucioso cocinero.
No es la primera vez que el destino cruza los caminos de estos dos artistas. Jorge Martí, antes que cocinero fue guitarrista de rock. Hace más de 20 años, Alfa incendiaba los escenarios de media España con su banda Buenas Noches Rose, que ha dado grandes rockeros a la música española como Rubén Pozo (de Pereza) o Jordi Piñol (Skywalker). Jorge Martí estaba a medio camino entre el principiante y el admirador y tenía su propia banda amateur con la que coincidió con Alfa en alguna actuación. Dos décadas después, se reencontraron como espectadores en un concierto de rock.
Siete notas, siete sabores
La primera sesión de Rock&Cook fue un éxito. «La gastronomía y la música crean un ambiente único. Esa noche La Cuchara se convirtió en una auténtica sala de rock», comenta Alfa, que no está acostumbrado a tocar ante público sentado. La carta toma forma de libreto en el que se mezclan títulos de canciones e ingredientes. De forma ordenada, fueron saliendo uno a uno los platos a ritmo de su canción correspondiente. La primera melodía presentaba al veterano artista y llevaba su nombre. «Alfa» se lee entre líneas culinarias como una maridada con costilla asada con calabaza. Nueva Orleans suena a blues en «1432» y sabe a foie mi cuit empapado con Bloody Mary. «Cuando escuchas una canción, visualizas un color. A las melodías más álgidas les pongo elementos crujientes o picantes que disparen el sabor», comenta Martí.
Como homenaje último a la diosa del deseo, Afrodita se dibuja en la partitura con notas cálidas y sensuales, emplatadas en Erizo de mar. El marisco se rellenó con Vichysoisse, Wakame y espuma yodada de Berberechos con Lima. «La idea de Afrodita nos llevaba irremediablemente al mar», explica Martí mientras repasa la composición de marisco. Tan sexual como la divinidad romana fue el postre, con las notas lujuriosas del chocolate especiado y la suavidad del mango. Para terminar la velada, que incluía seis platos degustación, vino y música por 35 euros, Alfa tocó 45 minutos más en concierto acústico.
No es la primer ciclo de este estilo que organiza la Cuchara de Rivas. El pasado septiembre crearon unas jornadas sobre cine, donde los comensales pudieron probar las codornices con pétalos de rosa de la película Como agua para chocolate, reproduciendo la famosa receta de la pasión. El espectador pudo saborear en su propio paladar el ardor del pecho de Gestrudis, tal y como describe Laura Esquivel en el libro que inspiró el filme.
Al finalizar la particular noche de rock, Martín volvió a sus fogones y Alfa a sus conciertos. El músico sigue presentando su último trabajo El ocaso de los Cines Luna allá donde se lo piden, con la tranquilidad que da la veteranía. Martí anuncia con ilusión nuevos Rock&Cook y advierte de que nuevos músicos están llamados a ser retratados a través de su cocina, aunque habrá que esperar a primavera.
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