Coworking: la alternativa a trabajar en casa
No se trata de hacer un proyecto entre muchos, sino de compartir espacios y sabiduría. El término coworking fue ideado por Bernie DeKoven en 1999 y difundido por Brad Neuberg diez años más tarde. «Trabajo en espacios de coworking desde hace dos años, justo cuando me decidí a trabajar como free lance y crear una empresa», comenta Martín López Cano, creador del blog «Madrid Diferente». Para él, la experiencia ha sido muy positiva porque estos espacios le han proporcionado todo lo necesario para emprender y además ha tenido la oportunidad de conocer a otros emprendedores y conectar con ellos.
El primer espacio de trabajo colaborativo, «Hat Factory», fue creado por Neuberg en la ciudad de San Francisco. ¿Te suena el típico loft que aparece en las películas estadounidenses y que está lleno de gente creativa que no cesa de trabajar? Después creó «Citizen Space», que tuvo gran repercusión. Estos locales de trabajo podrían parecerse a lo que hace años conocíamos como cibercafés pero ofreciendo muchas más cosas que la simple conexión a Internet.
En español lo apodaríamos trabajo cooperativo o colaborativo pero, a veces, cuando ninguna palabra en español acierta a traducirlo bien, no queda más remedio que usar el anglicismo. Profesionales independientes, también llamados free lance, escogen compartir un mismo espacio de trabajo para desarrollar sus proyectos de manera independiente pero, a su vez, dando cabida a sinergias originales. «Coworking Spain» es la plataforma online líder en trabajo colaborativo de España. Se encarga de dar información sobre los espacios que existen en todo el país y sobre los coworkers que trabajan en ellos. «España se encuentra en la cuarta posición detrás de EE.UU., Brasil y Alemania», comenta Laura Martín, responsable de «Coworking Spain».
Existen infinidad de espacios coworking en Madrid pero los más bohemios se encuentran en Malasaña. Un edificio de ladrillo antiguo ocupa casi tres cuartos de la calle San Andrés y tiene aire neoyorkino. «La Industrial» es el espacio de coworking más grande del barrio de moda. Jesús Villadoniga, cofundador de «La Industrial», cuenta que este diáfano espacio nació porque él y varios socios querían conectar con personas tan inquietas como ellos. «Esto no es un negocio, es una manera de generar negocios», asegura Jesús. Según él, «La Industrial» no busca gente cortada por el mismo patrón, sino free lance de todo tipo que puedan salir de casa y acudir allí a trabajar ¡para no volverse locos!
En «La Industrial» hay tanto coworkers fijos, que dejan a diario sus ordenadores en el espacio que tienen alquilado, como flexibles, que llevan su portátil consigo. Además hay diferentes tarifas según las necesidades de cada cotrabajador. Aparte, existen aulas, salas de reuniones, office para la comida y «boxes» o despachos de cristal más cerrados e íntimos. Para las empresas o particulares que lo necesiten, existe «La Industrial Eventos» en la calle San Vicente Ferrer. Una de las escuelas de diseño gráfico más importante de España, «Mr. Marshall School», se aloja en «La Industrial», además de los blogueros «Madrid Diferente» y un centro de capacitación para niños superdotados. «Lo más problemático de un espacio coworking es la dinamización del espacio, que la gente conecte. Por eso organizamos las «cocervezas» de los viernes y los cursos de los lunes «Monday Tools» para que la gente pueda conectar», explica Jesús. Las expresiones anglosajonas son claramente una apuesta fuerte entre emprendedores y autónomos.
En un bajo de la calle Pizarro se encuentra «El Patio». Solo lleva tres años en funcionamiento pero resulta muy atractivo gracias a su patio rodeado de plantas en el que, cuando el tiempo lo permite, se pueden realizar incluso reuniones. Adriana Alcol, colaboradora en las funciones de coordinación y comunicación del espacio, cree que «no todos los coworkers tienen las mismas necesidades». Según ella, algunos buscan hacer «networking», o lo que es lo mismo, crear contactos profesionales y dar forma a proyectos conjuntos. Otros buscan tranquilidad a la hora de trabajar. «El Patio» se acerca más a las necesidades de los segundos. «Suelen ser free lance, autónomos o trabajadores por cuenta ajena que pertenecen a una empresa con sede en otra ciudad o país», recuerda Adriana. Además, algunas empresas alquilan una sala o su patio para llevar a cabo cursos, mercadillos o presentaciones.
Casi llegando a la Plaza de la Luna, en la Corredera Baja de San Pablo, se encuentra el espacio más minimalista. «Espacio Mood» no cumple solamente la función de oficina compartida sino que es multiusos. Patricia Crespo, responsable de eventos e interiorista, hace de guía por el espacio de trabajo. En la planta de arriba se encuentra una sala enorme que cuenta con muebles de colores y una estética sofisticada, dedicada a eventos. En el mismo piso está el espacio de coworking, con varios puestos de trabajo y sus respectivos ordenadores. Mario, coworker y fotógrafo, comenta que además de realizar sus trabajos individuales surgen de vez en cuando proyectos conjuntos entre fotógrafos, diseñadores gráficos o comunicadores. Son pocos y, por tanto, se han convertido en una pequeña familia «no solo trabajamos también vamos mucho a comer juntos», recuerda otra coworker. Patricia sigue la ruta en el piso de abajo donde se encuentra un plató que alquilan para fotografía y también la agencia «The Mood Project», una apuesta novedosa para promocionar marcas nuevas y desconocidas.
Además de los espacios de trabajo compartido para todos los públicos, existen otros locales más específicos y centralizados. «La Manual», por ejemplo, es una casa creativa de artesanos fundada por Zaloa y Sandra en la calle El Escorial. Se nota que fue originado por mujeres, pues la estética y decoración del local es muy femenina y original. No se trata de mesas de trabajo con ordenadores y cajoneras sino más bien de espacios para trabajar en diferentes ámbitos de carácter manual como la joyería, la costura, la lencería o el cuero. Natalia, coworker de «La Manual», añade que «a veces se imparten clases de pintura, restauración o diversas manualidades». En la entrada de este pequeño establecimiento ponen a la venta diferentes artesanías creadas por coworkers que han pasado por el local o que siguen trabajando en él.
Bajando esa misma calle se encuentra otro espacio centralizado. Pablo Ponce habla de «Workshop PC» como un negocio que le permitió abrir su propio servicio técnico e informático. Cuenta que todavía está comenzando en el mundo del coworking, ya que su negocio se centra casi en su totalidad en la reparación de ordenadores. Decidió habilitar unos cuantos espacios para el trabajo compartido «lo veo más como una extensión de los servicios que ofrezco como soporte informático”. Según él, “estos lugares son una incubadora de nuevos proyectos o incluso de otras empresas que están muy en boga últimamente, las Start-Up».
Laura Martín, de la plataforma «Coworking Spain», anima a acudir durante los días 20 y 21 de mayo de 2016 a la «Coworking Spain Conference», que se celebrará en el espacio CREC de Barcelona, para conocer la filosofía de trabajo y los nuevos rumbos que toma el coworking en España y en otros países. El coworking es la opción por la que apuestan cada vez más los ilustradores, diseñadores, fotógrafos, periodistas y artistas que trabajando en casa pierden el norte y en estos espacios encuentran los beneficios de compartir. «La soledad se admira y desea cuando no se sufre, pero la necesidad humana de compartir cosas es evidente», Carmen Martín Gaite.
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