La UVI de los árboles de Navidad
La fascinación por los árboles de Navidad desaparece mucho antes de que el olor a polvorón y mazapán abandone los hogares. El apagón lumínico del 6 de enero, el acto que da la puntilla a las fiestas, trae consigo una inagotable procesión de pinos, abetos y acebos que, en apenas tres semanas, pasan de ser invitados estrella a amontonarse alrededor de los contenedores de Madrid. Una realidad que, solo en la capital española, afecta a 400.000 plantas cada año. Sin embargo, no hay razón para privarlas de una segunda oportunidad.
A principios de mes, el ayuntamiento puso en marcha la tradicional Campaña de Recogida de Árboles de Navidad para intentar revivir a los desgastados arbustos. Una «UVI» ecológica que tiene su base en los viveros de El Retiro y Casa de Campo y que estará disponible hasta el próximo 31 de enero.
Santiago Soria es el subdirector de Parques y Viveros, el departamento municipal encargado de la recogida de abetos. Su objetivo es «sanar» a los más perjudicados, una hazaña que requiere tiempo y paciencia: «Aquí se les da una oportunidad a los árboles y a la vez se colabora con una mayor limpieza de la ciudad», afirma. Aquellos que tienen la «calidad necesaria» son replantados en los terrenos y jardines apropiados, mientras que los demás son cedidos a escuelas taller o granjas.
Sin embargo, no todos los arbustos logran sobrevivir. En ocasiones, las condiciones en las que son recogidos son tan precarias que los jardineros ni siquiera intentan reanimarlos. «Hay algunos que los traen completamente muertos», señala Soria. Otros, por el contrario, solo presentan algunos desperfectos, por lo que tienen «posibilidades» de recuperarse. El ayuntamiento recuerda que los árboles han de entregarse con la tierra que recubre las raíces, ya que, de otra forma, «sería imposible su reutilización».
Pese al esfuerzo de las autoridades medioambientales, los datos son desalentadores. En los viveros se logra salvar el 50% de los abetos recogidos, pero solo uno de cada diez sobrevive a las fiestas navideñas. Su principal enemigo es la calefacción, pero tampoco hay que olvidar sus necesidades básicas. Su abandono supone «un despilfarro más en esta época de excesos de consumo», algo que, según Santiago Soria, se puede evitar fácilmente «con luz, con agua y sin mucha calefacción».
Los problemas que conlleva el uso de pinos y abetos naturales son muy diversos, pero los expertos siguen recomendando su uso frente a los de fabricación artificial. Jesús González Capitán, director técnico del Colegio de Ingenieros de Montes, afirma que este tipo de plantaciones proceden de viveros destinados exclusivamente a su empleo como adorno navideño, por lo que, una vez talado, el hueco que dejan se vuelve a sembrar. Además, «hay que tener en cuenta que durante su crecimiento han estado generando oxígeno y absorbiendo dióxido de carbono», al contrario que el abeto artificial, que solo ha generado «contaminación en su proceso de producción».
Los árboles naturales cumplen una función ecológica incluso si son descartados por los operarios de Medio Ambiente. «Existe una ventaja primordial», apunta González, «entre un árbol natural en la basura y uno que es de plástico. El primero aún puede convertirse en biomasa o compost; mientras que el segundo necesitaría, en el mejor de los casos, un proceso de reciclado».
Los abetos de Navidad podrán ser entregados de 08.00 a 15.00 en el vivero de Estufas de El Retiro o en el de Casa de Campo, en la entrada por la Puerta del Ángel situada detrás de la Casa-Palacio de Felipe II. De la ciudadanía depende que los grandes protagonistas de la Navidad puedan disfrutar de una vida larga en su hábitat natural.