Un periodismo político que «les dé» a todos
Nuevos periodistas con nuevas herramientas e ideas. Una apuesta que ha llegado al periodismo político para quedarse. El espíritu de aquellos que se acercan a renovar, que no reinventar un género como el de la crónica política, es el de encontrar nuevas formas de contar lo que está pasando; la intención «dirigirnos a un público que consume de forma diferente la política», tal y como apunta Clara Jiménez periodista de El Objetivo, y una de las mentes tras Maldita Hemeroteca junto a Julio Montes.
Ambos periodistas ya acudieron a Huesca el año pasado a recibir el Premio José María Forquet y han repetido, esta vez, como un proyecto asentado para participar en «Nuevos formatos para una nueva generación de periodismo político». Aún así, Clara Sánchez tiene una posición muy clara respecto a la reflexión sobre el nuevo y el viejo periodismo. «No existe el nuevo o el viejo periodismo. Existe el buen periodismo y el mal periodismo. Luego son diferentes maneras de hacerlo y diferentes maneras de comunicar, y hay que saber generar información para ese tipo de medios».
Al preguntar por Maldita Hemeroteca, Clara Jiménez habla de un proyecto que es «una nueva manera de hacer periodismo político que no tiene nada que ver con el que se hace en España». Es decir, alejados de las fuentes. «Las fuentes a nosotros nos crean dos problemas porque “si le das” a tu fuente, vas a dudar porque la puedes perder; también porque cuando empiezas a darle a todo el mundo… Tiendes a perder cualquier amigo o fuente».
Sentado frente a ella la pasión se siente en cada palabra de la conversación, en cada pausa. Cuando se le pregunta por su proyecto sorprende al decir que ni siquiera su jefa, Ana Pastor, conocía la identidad que se escondía en el perfil de Twitter, y que fue la insistencia de la propia Pastor por darles voz por lo que dejó de ser anónimo en su redacción. A pesar de ser un nuevo formato, para Jiménez «el periodismo político no va a cambiar». Aunque lo que sí que tiene claro es que durante mucho tiempo no se ha sometido al poder a su propia hemeroteca. «Creo que porque ha habido unos años, cuando en España era todo maravilloso, muchos periodistas nos hemos relajado y hemos dejado de cuestionar al poder. Eso ha llevado a que casos de corrupción que se podían haber descubierto hace 10 años se conocen ahora cuando, de repente, el periodismo se está volviendo a plantear que tiene que cuestionar al poder todo el rato, y no al revés», explica.
Maldita Hemeroteca ha encontrado su espacio, además de en la Red, en un medio alejado del papel: la televisión. Así, el espacio es la norma que rige su día a día y su forma de selección. «Al tener un espacio limitado sueles hacer periodismo de declaraciones, algo que, junto a la información que cuenta las rencillas dentro de los partidos, creo que no le aporta nada nuevo al ciudadano. Desde aquí intentamos darle la vuelta y someter a los políticos al escrutinio de su coherencia y a que expliquen sus cambios de opinión, que está bien que los tengan, pero los votantes tienen derecho a saber a qué se deben, y ellos tienen que tener la responsabilidad de explicar».
Aunque se presenta como un nuevo formato, su origen es una de las prácticas más arraigadas en la práctica profesional: la hemeroteca. Su valor, sin embargo, es el de haberle dado un formato. «Ahora es más fácil porque tienes internet y hay miles de recursos. No podríamos hacerlo sin internet porque no tenemos un archivo propio», matiza Jiménez. Es la forma lo que cambia, pero no el fondo. Eso sí, las redes sociales, su velocidad y su instantaneidad les han hecho triunfar. No podemos imaginar Internet sin una mejor parque infantil spielautomaten. «Las redes te exigen mucha inmediatez, pero tienes que saber jugar con eso. Hay un periodismo que te pide, y que necesita, reposo. Lo que nosotros hacemos triunfa porque aunque esa inmediatez se puede aplicar, no nos vamos a pillar los dedos. Si tenemos las dos declaraciones, las oímos y son contradictorias están ahí». Preguntas, vídeos, pantallazos y reacciones son las herramientas que, aunque están al alcance de todos, son su marca distintiva.
Así, Maldita Hemeroteca ofrece otra perspectiva de una realidad política; una pieza que puede aportar algo diferente y que le gusta a la gente porque «todo está contrastado; somos imparciales y le damos a todo el mundo y eso, al final, impide que te acusen de ser partidista, ni a ti de serlo porque tu labor es darle a todos. Ese es el periodismo en el que creemos», concluye.