Un hombre armado siembra el pánico en Pinar de Chamartín
Viernes 19 de enero, alrededor de las once la noche. El bullicio de la gente reina en una zona de ocio de Pinar de Chamartín. La llegada de un coche de Policía a un restaurante despierta la inquietud y la expectación entre los viandantes. Uno de los agentes pregunta el paradero de una persona a uno de los dependientes del local. La patrulla se va apresurada. Solo los trabajadores del recinto saben qué ocurre. Tras la llegada de una segunda unidad policial, los hechos se esclarecen: un hombre ha sacado un arma y ha huido.
Se escucha la sirena de un coche de la Policía Municipal. Los guardias se acercan corriendo a los camareros del restaurante en el que se han producido los acontecimientos. «¿Hacia dónde ha escapado?», pregunta un Policía. «Se ha ido dirección Arturo Soria», responde uno de los empleados. Con la misma celeridad que llegaron, los agentes pusieron rumbo a la calle indicada.
Un transeúnte dice que ha visto a un hombre salir a toda prisa del local. «Creo que ha robado algo dentro y se ha ido rápidamente», afirma. Tras unos minutos de desconcierto, la calma se vuelve a instalar en la zona ante una situación que, a priori, parecía no ir más allá de un hurto. Pero la curiosidad regresa al lugar tras la llegada, minutos más tarde, de dos nuevos coches policiales.
Dos vehículos de la Policía Nacional se acercan al sitio de los hechos. Uno de los camareros habla con los policías con tono muy nervioso. «Ha llegado un nombre con muy mal aspecto, ha habido un momento que se ha puesto a “liarla” y hemos decidido echarle», asegura el empleado. «Le hemos dicho que pagase la cuenta y que se fuera. El hombre se ha negado, ha sacado una pistola y se ha ido corriendo», declara aún exaltado por lo ocurrido. Uno de los coches de la Policía abandona el emplazamiento, mientras que los otros dos agentes siguen recabando información sobre la persona armada.
Días posteriores, Madrilánea acudió al restorán para obtener más datos sobre el incidente. Uno de los camareros asevera que estaban a punto de cerrar, ya que solo quedaba una mesa con cinco personas. «Entró un hombre de unos 40 años con apariencia deteriorada, presentaba claros signos de embriaguez y de que había consumido sustancias estupefacientes», destaca. Aún así, se sentó en una mesa y pidió una pizza. El dependiente afirma que el señor estaba llamando bastante la atención porque se le caía la pizza constantemente al suelo, la recogía y seguía comiéndosela.
Según el empleado, cuando se terminó su plato se puso violento con la camarera que lo estaba atendiendo y gritó que no tenía dinero. Acto seguido, se dirigió a la barra y se encaró con el encargado, llegando a sustraerle su teléfono móvil. Ante esta situación, decidieron llamar a la Policía y, a continuación, ocurrió el incidente.
El dependiente confirma que la Policía les informó que el hombre fue arrestado esa misma noche. Según ellos, le comentaron que el tipo era de Toledo y que fue a pasar el fin de semana con dos amigos a Madrid. Asimismo, los polizontes le mencionaron que estas tres personas también se fueron sin pagar en otros dos restaurantes de Pinar de Chamartín el mismo día.
Según ha manifestado la Policía Nacional a Madrilánea, no tienen constancia de ninguna denuncia ni ninguna situación ocurrida en esa fecha. Sin embargo, un periodista de este medio observó claramente la llegada de dos coches de dichas fuerzas de seguridad al lugar de los hechos y escuchó las conversaciones que tuvieron los agentes con los empleados del restaurante. Además, uno de los camareros consultados afirma que detuvieron al individuo y que les comunicaron dicho arresto.
Este diario ha intentado ponerse en contacto con la Policía Municipal, que se ha negado a facilitar información sobre lo ocurrido.
Antecedentes semejantes
Madrilánea ha tenido acceso al testimonio de una persona al que le sucedió algo similar en la misma zona. Un hombre con características parecidas al individuo del restaurante lo apuntó con una pistola.
Hace unos meses, Fernando Martínez, residente de Pinar de Chamartín, estaba con un amigo tomando unas cervezas en el parque que está justo enfrente del emplazamiento donde sucedieron los hechos. Sobre las 9 de la noche un hombre de unos 50 años, que en su opinión iba «bastante perjudicado», se acercó a ellos y empezó a preguntarles si sabían dónde estaba su hija. Los chicos le respondieron que no sabían dónde estaba ni quién era la chica de la que se trataba. Ellos le dijeron que «si había perdido a su hija debería llamar a la Policía». Tras esa respuesta, el señor empezó a ponerse agresivo con ellos, hasta tal punto que Martínez y su colega decidieron irse.
Asegura que, mientras iban caminando, observaron al hombre siguiéndoles a un paso «bastante ligero». Ellos vieron cómo el susodicho se metió la mano en la chaqueta, sacaba una pistola y los apuntaba. Ante esta situación, decidieron salir corriendo. El sujeto los persiguió pero esta fuente afirma que «se detuvo a los pocos metros». De todos modos, no pararon de correr hasta cruzar el puente que conecta Pinar de Chamartín con la Avenida de Pío XII.
No obstante, se puede descartar que el individuo que mostró el arma en el restaurante sea el mismo que encañonó a Fernando Martínez. Según informó la Policía a los camareros, el primero acudió de forma ocasional a la capital madrileña. Además, los jóvenes tampoco denunciaron en comisaría lo ocurrido, por lo que tampoco los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado pueden investigar ni establecer relaciones con el acontecimiento reciente.