Arte a pie de calle: los espectáculos circenses llegan al Barrio del Pilar
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Jóvenes, decididos y espontáneos. Los miembros de la compañía circense Faltan7 tienen clara su filosofía de trabajo: el circo no es competición, es diversión. El pasado domingo lo demostraron en la Plaza de la Vaguada con su espectáculo titulado Express. Los aplausos del público aplacaron la gelidez de la mañana y transformaron un frío domingo de octubre en una cálida atmósfera de risas, sorpresas y llamativos portes acrobáticos.
El circo vive nuevos tiempos. Atrás quedaron los números que utilizaban animales como principal reclamo. Ahora, los artistas tienen una formación cada vez más transversal y ofrecen propuestas transgresoras que pretenden explorar nuevas posibilidades creativas. Como explica el productor y director artístico de circo, Samuel Jiménez, es importante que «se empiece a conocer el circo actual, no el imaginario que tenemos todos de tigres y leones, sino la gama que hay actualmente, que está muy cerca del teatro, de la danza, que mezcla todas las disciplinas y que tiene un hilo conductor».
La compañía Faltan7 recrea en su último espectáculo, Express, la rutina de una caótica oficina de mensajería en la que los paquetes -y también los empleados- vuelan por los aires. El show introduce dos novedades. Por una parte, las chicas son quienes realizan los portes acrobáticos. Lo habitual, en cambio, es que el hombre se encargue de sostener a la mujer. Una de las integrantes del grupo, Mónica Suárez, reconoce que «es un valor diferenciador de la compañía, aunque ha surgido de forma natural porque nosotros trabajamos así». Por otra parte, los artistas consideran importante la participación de los espectadores, pues tanto al comienzo como durante el desarrollo de la pieza, el público interviene en la acción con pequeños juegos.
Como ocurre con cualquier disciplina colectiva, la capacidad de trabajo en equipo es esencial para conseguir resultados satisfactorios. El circo no es una excepción. Dedicarse profesionalmente a él supone «mucho sacrificio y es verdad que ese es un punto negativo que a lo mejor puede echar para atrás, pero luego ganas un montón de cosas», reconoce Suárez. Su rostro se ilumina cuando, orgullosa, habla de la excelente relación que mantiene con sus compañeros: «Somos una piña, un equipo, aparte hacemos portes grupales, que eso hace que haya un montón de confianza. Al final, es como un juego».
Los miembros de Faltan7 se conocieron en la Escuela de Circo Carampa, situada en Madrid. De hecho, la denominación del grupo hace referencia al número de compañeros de la promoción que no se integraron en el proyecto. La compañía se creó en 2016 y está formada por siete chicas y un chico, procedentes de Irlanda, Italia, Israel y España. Unidos por su pasión, el circo, emprendieron el proyecto de manera casual. Súarez, la gallega del grupo, explica que la idea «fluyó sin ninguna pretensión de crear un show ni mucho menos de venderlo». Sin embargo, lo que empezó como una «excusa para juntarnos y entrenar» ha evolucionado hacia una sólida compañía que recorre la geografía española sembrando alegría en los espíritus ávidos de nuevas emociones.
Democratizar la cultura
Faltan7 hace espectáculos en diferentes ciudades españolas y también ha viajado a países como Italia o Portugal. Hace un par de meses participaron en Los Veranos de la Villa, celebrados en Madrid, aunque es la primera vez que la compañía trabaja en el Barrio del Pilar. Les contrata el Ayuntamiento de Madrid y su actuación forma parte de las actividades culturales que el distrito de Fuencarral-El Pardo tiene previstas celebrar el último domingo de cada mes. Se trata de shows celebrados en espacios al aire libre y nacen con el objetivo de que todos los vecinos que lo deseen puedan disfrutar de ellos sin gastarse ni un euro. Samuel Jiménez, director artístico de circo, resalta que es positivo que se realicen estos espectáculos de forma gratuita, pues «ya seas una familia con recursos o sin recursos, tienes la posibilidad de disfrutar de la cultura». «En la calle todos somos iguales», concluye.
La iniciativa emprendida por el distrito fue un éxito de convocatoria. A pesar de que la Plaza de la Vaguada, situada frente al Teatro de Madrid, es una zona de poco tránsito los días laborables, los fines de semana se convierte en el lugar perfecto para patinar, montar en bicicleta o dar un paseo con los más pequeños. Los vecinos que pasaban por allí, repletos de curiosidad, se dejaban llevar por la música y fijaban su mirada en los vistosos ejercicios que los artistas practicaban durante el ensayo.
Buena parte del público que asistió a la cita eran familias con niños, aunque también había grupos de adolescentes y parejas jóvenes, pues la función es apta para todas las edades. Las setenta sillas que la organización había preparado para el espectáculo se fueron ocupando e incluso algunas personas tuvieron que seguir el acto de pie. Una de las asistentes cuenta que a pesar de tener dos niños, de diez y cuatro años, nunca había ido al circo. «Me alegro de haberme quedado. Es un acierto por parte del distrito y, además, promueve el ocio cultural, más enriquecedor que estar en casa pegado a una tableta», argumenta.
Dentro de las artes escénicas, el circo es la segunda opción preferida por los españoles, con una tasa de asistencia anual del 7,7%, sólo superada por el teatro. Por tipologías, el circo tradicional es el que más adeptos reúne, con un 68,9% frente al 20,8% que alcanza el circo contemporáneo. En España, el 43,5% de la población acude cada año a espectáculos culturales en directo, según la última Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales, correspondiente al periodo 2014-2015. Los conciertos de música actual son el espectáculo que congrega mayor porcentaje de asistencia anual (24,5%).
El potencial de crecimiento del circo está por determinar. Los artistas, sin embargo, no piensan en números, sino en belleza. El público es su fuente de inspiración, la capacidad para sorprender, su motivación diaria.