Polonia-Europa-España: cómo una película bárbara en blanco y negro conquistó Madrid
▶️Cine, cine, cine, más cine por favor, que todo en la vida es cine y los sueños, cine son.
Así lo cantaba en los ochenta Luis Eduardo Aute y así lo evocó Francisco Fonseca, jefe de la Representación de la Comisión Europea en Madrid, antes de la proyección de la película polaca Cold War (Pawel Pawlikowski, 2018) en los Cines Renoir Princesa durante la noche del lunes 3 de diciembre. No fue un pase común pues esta cinta lleva en cartelera desde el 5 de octubre en los vecinos Renoir Plaza España (*). La música es precisamente el leitmotiv de Cold War, cuyo argumento gira (y gira y gira…) en torno al romance de dos artistas durante las primeras décadas de la Guerra Fría.
(*)Y otras tres salas más: Renoir Retiro, mk2 Palacio de Hielo y Yelmo Cines Ideal.
Esta singular proyección –gratuita para socios de los Renoir y acompañada del análisis del filósofo Antonio Rivera– formó parte de la primera edición de la Noche del Cine Europeo, promovida por Europa Cinemas (red de cines centrada en la distribución de largometrajes europeos) y Media, subprograma de Europa Creativa (Comisión Europea) que apoya económicamente al cine e industria audiovisual de la Unión Europea a través de su desarrollo, distribución y promoción. «Estamos ayudando a que el cine europeo, como el buen vino, transpire», celebró Fonseca. Cold War, coproducción de Reino Unido, Francia y Polonia (*), recibió de Media 860.419 euros principalmente para su distribución en 26 territorios.
(*)Ha sido la elegida por Polonia como candidata a los Premios Oscar 2019 como mejor película extranjera. El anterior filme de Pawlikowski, Ida, ganó dicho galardón en 2015.
34 ciudades de los 28 estados miembro vivieron la Noche del Cine Europeo entre el 3 y 7 de diciembre. En Dublín (Irlanda) se proyectó The Favourite, del griego Yorgos Lanthimos, y contó con la visita de uno de sus productores. En Lisboa (Portugal) el día 3 se celebró el 88 cumpleaños de Jean-Luc Godard con el visionado de El libro de imágenes.
Pero el título más repetido de esta primera edición fue Cold War, elegido en España, Países Bajos, Italia, Dinamarca, Croacia, Reino Unido y Rumanía. «Es una película que aúna la magia del cine, de una fotografía en blanco y negro. Habla de Europa. Es una historia de amor puro y ante eso, ¿qué se puede decir?», subrayó Fonseca.
Muchos de los asistentes al pase español ya habían visto Cold War, comentó a Madrilánea Ágata Szczygiel, responsable de asesoría y promoción en la Oficina Media España. Antes de la proyección, un concurrente le dijo:
–Ah, ¿eres polaca? ¡No sabía que eras compatriota!
Desde Caramel Films, la distribuidora española (*) de Cold War, se resaltó que el subprograma Media les posibilita una mayor promoción y distribución de los títulos en cines. «Se ha traducido en un éxito. La película lleva desde el 5 de octubre en salas. Llevamos 200.000 espectadores. Todavía le queda recorrido», comentó su director general Enrique González Kühn.
Caramel Films ya había adquirido otros títulos financiados por la UE como Ida, también de Pawlikowski, La sal de la tierra, de Wim Wenders, y Yo, Daniel Blake, de Ken Loach. «[Cold War] es un fenómeno. Es interesante ver este tipo de cine en la Europa actual», defendió González Kühn, que reivindicó la calidad del séptimo arte del viejo continente. «¡Luego los americanos nos quitan a los directores, hacen las películas en Hollywood y después algunos vuelven!».
(*)La adquirió en el último Festival de Cannes, donde Pawlikowski ganó el premio a la mejor dirección.
Los números cantan
Cold War continúa en la cartelera española desde su estreno el pasado 5 de octubre. Durante su primer fin de semana fue proyectada en 52 cines (y 52 pantallas), recaudó 164.815 euros y la vieron 24.273 personas. Consiguió colarse en el décimo puesto (de veinticinco) de la taquilla a pesar del debut de titanes como Venom, Ha nacido una estrella, Ola de crímenes y Cristopher Robin. En ABC, el crítico Oti Rodríguez Marchante le había otorgado matrícula de honor: «Obra maestra de principio a fin. No será este año cuando vean una película mejor».
En su segundo fin de semana (12-14 de octubre), la cinta descendió al undécimo puesto, pero aumentó su presencia en 77 cines y 105 pantallas. Lo inaudito fue un ascenso del 21% en recaudación (199.839 euros) y 20% en espectadores (29.091). Aquellos días tan sólo las españolas Ola de crímenes (un 3% más de recaudación) y la incombustible Campeones en su 28º semana (un 32% más de recaudación y un 24% más de asistencia) lograron semejante triunfo. Pedro García Cuartango, columnista de ABC, la calificó de «joya en medio de la mediocridad de la cartelera que sería un pecado no ver».
Ya en su tercer fin de semana, aunque mermaron la recaudación y afluencia, volvió a subir en cines (87) y pantallas (111). Durante su cuarto fin de semana, bajó ligeramente en salas (82) pero aumentó en pantallas (114). Llegado el primer fin de semana de diciembre, todavía en 18 cines y 27 pantallas, Cold War se conformó con el puesto 21; había alcanzado un total de 195.132 espectadores y 1.208.836 euros, tratándose de un largometraje polaco, emitido en versión original, en blanco y negro, de 88 minutos y formato académico.
«El péndulo mata al tiempo»
Antonio Rivera, catedrático de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, incidió en el «cine realmente europeo» que realiza el polaco Pawel Pawlikowski (61) –célebre por su oscarizada Ida– y su «faceta documentalista». Sus primeros pasos a principios de los noventa fueron documentales televisivos sobre Rusia y Serbia. Tras vivir en Reino Unido –donde se formó–, el cineasta volvió a Polonia, pero «en lugar de hacer películas contemporáneas», giran en torno a la posguerra polaca. He ahí el díptico Ida–Cold War.
Música (▶️popular & jazz), política (el choque de la política estalinista con Polonia), amor («el de estos dos artistas depende del estalinismo») y estilo del cineasta («simplicidad, austeridad, diálogos breves, elipsis brutales») suman para mostrar cómo «hasta las grandes pasiones se apagan». Para Rivera, «el gran enemigo de esta historia de amor es el tiempo, que destruye todo, se lleva la pasión. Los protagonistas luchan para que no se apague». Así lo ejemplifica un diálogo entre la protagonista y otro personaje femenino:
–He pensado mucho sobre su letra.
–¿Sí? ¿Qué letra?
–La de mi canción.
–Ah, sí.
–«El péndulo ha matado al tiempo». Es bonita, pero no la entiendo.
–¿No? Es una metáfora.
–¿Qué significa?
–Que el tiempo no importa cuando estás enamorado…
Calidad y diversidad cultural
Desde 1991, el subprograma Media, de Europa Creativa (Comisión Europea), empuja al cine independiente (televisión y ahora videojuegos también) a ser más competitivo a través de información, formación (talleres, hacer contactos) y ayudas, explica por teléfono a Madrilánea Peter Andermatt, director de la Oficina Media España.
¿Su principal objetivo? Aumentar las coproducciones internacionales –especialmente a nivel europeo– y su circulación. Y llevarse, por qué no, la Palma de Oro o el Oso de Berlín. «La mitad de los ingresos generados en España a través de Media es por las ayudas a la distribución de cine independiente», comenta Andermatt.
La Noche del Cine Europeo responde a la nueva política de Media: «conectar directamente con el público» para que sepa por qué la cartelera es tan variada. De ahí que, por ejemplo, la oficina española sortee entradas para ir al cine «casi todas las semanas».
«Cuando Media empezó a funcionar en 1991, la cuota de mercado del cine europeo en Europa era de apenas un 15%. Hemos conseguido aumentarla al 25-30%», celebra Peter Andermatt, consciente de que no pueden competir directamente con Hollywood: el presupuesto anual del subprograma (*) equivaldría a la promoción de una sola película estadounidense. «Estamos jugando en dos ligas totalmente distintas», reconoce Andermatt.
(*) Para la promoción de 400 películas cuentan con la mitad de 110 millones de euros.
Él asegura que la audiencia demanda cine europeo independiente («lo considera de calidad»), pero existen trabas como su poca promoción o no disponibilidad. «Hacemos posible que nuestros creadores y empresas sigan haciendo el cine del que nos sentimos orgullosos por su calidad y diversidad cultural, que en Hollywood no lo hacen».