La «nueva poesía» desborda las redes sociales
«Lo mío no es poesía ni tampoco prosa poética. Lo mío son reflexiones, textos donde planteo un tema, un problema y lo finalizo con un mensaje, una moraleja o ayuda», declara Irene Jiménez Duque, ya conocida por muchos como Irene Jotadé, su nombre artístico. Aunque prefiere no denominarse poeta, esta joven madrileña que lleva la escritura en vena –de profesión periodista–, ha logrado hacerse un hueco en el mundo de la llamada «Poesía 2.0», aquella que nace en las redes sociales.
La iniciativa, el entusiasmo, la motivación y las ganas son los ingredientes de los que está hecha Irene Jotadé, de 22 años. Con una dosis añadida de sensibilidad y empatía, es capaz de llegar directa al corazón de cualquiera. Lleva escribiendo desde que aprendió con cinco años, al principio influenciada por la literatura fantástica, como Harry Potter. Pero la «nueva poesía» se ha instalado en su día a día desde que decidió abrirse un canal de YouTube donde narrar sus reflexiones. «Vi a un par de chicas, Cori García y Mónica Gae, que lo hacían con algunos poemas. Me llamaba la atención, así que decidí probar… y aquí sigo». Imprescindible llevar encima papel y boli o, en su defecto, el móvil, pues Irene Jotadé asegura que «no hay lugar ni momento exacto» para escribir.
La aventura en la que se ha visto inmersa Irene Jotadé ha llegado a traspasar la pantalla y las redes. A principios de año autopublicó su primer libro «A corazón abierto» y, por el momento, ha vendido más de mil ejemplares. «En total, han sido unas cuatro o cinco ediciones… Creo que es bastante para no estar en tiendas físicas», cuenta orgullosa de su libro compuesto por pequeños poemas. La cosa no acaba ahí. Ediciones Coral contactó con ella recientemente y ya está preparando su segundo libro, que saldrá a la venta a principios de 2019. «Tendrá unas 150 reflexiones, todas inéditas. Y, aunque no es seguro, tengo la intención de diseñar yo misma la portada». Solo hace falta verla para saber lo ilusionada que está.
Un arma de doble filo
Las redes sociales se presentan como lo mejor y lo peor para la poesía. En principio, son un lugar para que los poetas puedan alzar la voz y mostrar sus letras. «Si no hubiera sido por las redes, probablemente no hubiera vendido tantos libros», explica Miguel Gane (George Mihaita), otro joven poeta que se dio a conocer en 2014 con el vídeo de su poema Madrid es ella. Aunque sus textos están «de la mano con el amor», argumenta que «ahora hay que escribir sobre cosas sociales» porque cree que es su «deber» para con el lector.
A pesar del impulso que pueden aportar las redes a los jóvenes que quieren abrirse camino en este género, también tienen su parte negativa. «Se está perdiendo calidad con tal de conseguir seguidores», señala Irene Jotadé. «Muchos hacen cualquier frasecilla con tal de intentar hacerse un hueco».
Hay que quererse bien antes de querer bien a alguien
— Irene Jotadé (@IreneJDuque) 12 de diciembre de 2018
Por su parte, la periodista, escritora y profesora de literatura Irene G Punto (Irene González), opina que «al final, solo van a quedar los autores que consigan calar en sus lectores, más allá de la moda que hay ahora». Aún así, asegura estar agradecida de que ahora se haya despertado ese interés por la poesía en los más jóvenes. Ella no es la «típica autora que nació en las redes sociales», pues publicó su primer libro cuando no tenía Facebook, Twitter o Instagram, pero cree que es necesario alimentar esas plataformas porque, al fin y al cabo, se pueden convertir en «medios de comunicación» para los autores.
Eso sí, algo esencial es la diferenciación. «Las redes difunden mucho pero es tal la magnitud, que tienes que hacer algo diferente para caracterizarte y llamar la atención», observa Irene Jotadé. «Ser escritor nunca es sencillo», concluye.
Las claves del éxito
El formato de la poesía se está reinventado, adaptándose a la época actual. Atrás quedó el estilo ornamental y complejo del que los autores presumían. Este género literario ha retornado con aire fresco, utilizando un lenguaje coloquial y sencillo. Un mundo tan conectado ayuda a que se expanda esta moda que solo en un futuro se descubrirá si perdurará en el tiempo o se trata de un hecho pasajero.
Es indudable el éxito y la repercusión que está teniendo esta «Poesía 2.0», escrita por y para jóvenes –aunque se encuentren excepciones–. Son versos simples, de temas actuales y experiencias del día a día que tocan la fibra sensible de los lectores.
En el caso de Irene Jotadé, las redes sociales la han recibido con los brazos abiertos. Ya cuenta con más de 130.000 suscriptores en su canal de YouTube, 18.000 seguidores en Instagram y más de 6.000 en Twitter. Según ella, su voz hace que se diferencie del resto y sus video-poemas llegan a todo tipo de público, pues se tratan de «temas cotidianos que les pasa a la gente».
Con las redes, ya no se necesita nada más para el proceso de difusión. Esto es algo que tiene muy claro Irene Jotadé, que es muy autónoma y ha aprendido que es mejor no depender de nadie. Ella misma escribe, graba y edita sus propios videos y textos. Solo necesita un ordenador, una grabadora y un micrófono. Además, sabe que tiene que ser cercana a sus lectores y oyentes, algo que las redes permiten. Para ella, el verdadero poeta tiene que «sentir lo que quiere transmitir, que se lo crea y que le llene a él; que lo haga por él y después por los demás».