La cultura impregna los sótanos del Congreso
Autores: Rodrigo Díez, Javier Arias Lomo y Camila Alvarenga
Quienes acompañan los plenos y discusiones de la Cámara Baja no se imaginan que el edifício no sólo sirve para desarrollar actividades políticas. La parte subterránea del Congreso de los Diputados alberga un espacio cultural desconocido para gran parte de la sociedad española.
Hasta ahora inexplorado, el paraje situado justo bajo el hemiciclo funcionaba como un baño para los ujieres, carpinteros y el resto del personal que trabajaba en el Congreso. Antes de la reforma que recientemente la convirtió en un espacio dedicado al arte, se cuenta que un presidente de la cámara quiso, durante su mandato, que esta planta baja acogiese una cafetería abierta al público, lo que finalmente se descartó por motivos de seguridad. Finalmente, y dándose cuenta del potencial arquitectónico que poseía el lugar, quitaron los azulejos que recubrían las paredes, limaron el ladrillo —originales desde la época que se construyó el edifício, en 1850— y habilitaron una sala que puede seguir fomentando la cultura en el lugar donde reside la soberanía nacional de todos los españoles.
Desde el uno de diciembre del pasado año y con motivo del 40 aniversario de la Constitución Española, el subterráneo alberga parte de la exposición El poder del arte, del Museo Reina Sofía. Ésta, que además de en varias estancias del Congreso también está presente en el Senado, ilustra una serie de obras que proyectan los principales valores recogidos en nuestra Constitución, además de conceptos ligados al poder, la libertad, la democracia, los símbolos o la memoria.
El hecho de que esta iniciativa se lleve a cabo en las Cortes Generales, que normalmente son espacios que permanecen cerrados al público, forma parte del concepto mismo de la exposición. Los artistas elegidos para formar parte de El poder del arte «cubren las tendencias destacadas en estas cuatro décadas, definiendo así la coordenada temporal, que es otro pilar de la exposición», en palabras del Ministro de Cultura y Deporte, José Guirao.
Las obras
Memoria, de Esther Ferrer, es una de las obras elaboradas por 42 artistas diferentes que podemos encontrar en esta exposición. Situada a la entrada de las catacumbas, justo debajo de la mesa de los característicos taquígrafos del Congreso, está compuesta por un cuadrado formado de sobres blancos con las solapas abiertas. En ella se alude a la fugacidad del tiempo, ya que cuando una carta llega a su destinatario, el mensaje ya es memoria.
Otra pieza de esta exhibición llama la atención por su título: Guernica. Picasso comunista, de Daniel García Andújar. Formada por 125 documentos desclasificados por el FBI, demuestran que Pablo Picasso fue investigado mientras vivía en Francia para corroborar su afiliación comunista. A pesar de que los escritos tienen partes tachadas, se puede leer información que describe el día a día del pintor, así como su aspecto más político.
Five Seated Figures (Cinco figuras sentadas), situada en el vestíbulo de la cámara, muestra a cinco figuras inmersas en una misteriosa conversación. La predisposición en semicírculo de las sillas y el espejo en el que se verá reflejado el espectador invitan al visitante a formar parte de la escena. “Mis personajes están ahí para decirnos algo sobre nuestra mirada, pero no pueden hacerlo, porque no nos permiten vernos a nosotros mismos”, explicaba sobre la obra Juan Muñoz, su autor.
Para todos aquellos que quieran visitar la exposición, podrán hacerlo hasta el día 2 de marzo en el Congreso y el Senado. De manera gratuita, deberán reservar una cita en la página web del Congreso de los Diputados.
La historia de la Cámara Baja
El Palacio de las Cortes es el edificio que alberga el Congreso de los Diputados, una de las dos Cámaras de las Cortes Generales. Está situado en la Plaza de las Cortes de Madrid, entre la calle Zorrilla y la Carrera de San Jerónimo. De estilo neoclásico, cuenta con la portada de seis columnas de estilo corintio y coronado por un frontón triangular como elemento más destacado en su exterior. La puerta de los Leones fue realizada por José María Sánchez Pescador y solo se abre en el acto solemne de la apertura de las Cortes, celebradas tras las elecciones generales y a las que suele asistir sus majestades los Reyes.
Otra de las salas más emblemáticas del Congreso es el Salón de Conferencias, también conocido como Salón de los Pasos Perdidos. La bóveda, de Vicente Camarón, presenta diversas alegorías como los cuatro Continentes, la Ley, la Justicia, la Religión y la Abundancia. En ella se han instalado las capillas ardientes de los expresidentes Adolfo Suárez y Calvo Sotelo, mientras la del expresidente del Congreso Manuel Marín se llevó a cabo en el vestíbulo. La Sala Constitucional, donde se reúne la Diputación Permanente y se llevan a cabo sesiones de la Comisión Constitucional, es otro de los lugares más importantes. Tanto es así, que está presidida por un retrato conjunto de los padres de la Constitución: Gregorio Peces Barba, Gabriel Cisneros, Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, Miguel Roca, José Pedro Pérez-Llorca, Jordi Solé y Manuel Fraga.
Sin embargo, la relevancia de los hechos que suceden en el hemiciclo hacen de este lugar el más trascendental de todos: desde los disparos, aún visibles, de Tejero en el intento de golpe de estado del 23-F de 1981 hasta los acalorados debates protagonizados por los parlamentarios de nuestros tiempos.