ActualidadCienciaFuenlabrada

Astronomía al alcance de todos

Aula de Astronomía
En el Aula de Astronomía de Fuenlabrada se encuentra la estación de radiodetección de meteoros del proyecto Contadores de Estrellas. Fotos: M. Dorado

Contemplar las estrellas fugaces es un actividad que encierra cierto misticismo y romanticismo. Más allá del espectáculo que supone ver estas estelas luminosas y brillantes en el cielo nocturno, la observación de lluvias de meteoros posee una gran relevancia científica porque permite responder a preguntas clave que se desconocen todavía acerca de los cuerpos menores del Sistema Solar.

La astronomía es una ciencia mágica. Con el objetivo de que la sociedad se aproxime a ella ha surgido el proyecto Contadores de Estrellas, que pretende eliminar las barreras entre el proceso científico de calidad y la ciudadanía. Esta iniciativa con fines divulgativos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) es una oportunidad para iniciarse como aficionado en este mundo, al tiempo que se hace ciencia de verdad. «Es una forma de fomentar entre los más jóvenes el interés por la ciencia y por la astronomía en particular y de involucrar a los ciudadanos de a pie en labores científicas supervisadas por profesionales», subraya Raquel Cedazo León, la investigadora principal y profesora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial de la UPM.

La idea es que cualquier persona pueda participar en la tarea de contar meteoros y después registrarlos rigurosamente con la ayuda de una serie de aplicaciones móviles y material didáctico elaborado para este fin. Así, la información que obtengan servirá a los investigadores del IAC para un estudio en profundidad de este fenómeno natural. «Hasta ahora es algo que solo hacen profesionales y amateurs avanzados. Con esta propuesta queremos demostrar que los voluntarios también pueden formar parte de estas prácticas de manera muy sencilla», expone Cedazo León.

El experimento, que está financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), se beneficia del enorme calado de la tecnología móvil en la sociedad actual para crear una red de observadores de meteoros interconectados entre sí que compartan conocimientos. Además, los interesados pueden colaborar en este proyecto de ciencia ciudadana de distintas formas: por un lado, están las retransmisiones en directo de las lluvias de estrellas a través del canal sky-live.tv, pensadas para que envíen sus conteos por el chat; por otro, pueden visualizar vídeos pregrabados de la bóveda celeste sobre los que marcan y dibujan los meteoros.

Escucha de meteoros

Esta iniciativa persigue también acercar y hacer accesible la astronomía para las personas con discapacidad visual. «Nuestra intención es que puedan “sentir” esos meteoros», dice Cedazo León. Cómo lo van a hacer es lo realmente revolucionario. Actualmente hay instalada una estación de radiodetección en el Aula de Astronomía de Fuenlabrada que identifica los meteoros mediante ecos de radar. Los datos de las gráficas, que se registran en un software llamado «Echoes», son facilitados por este colaborador a la UPM y la IAC para su posterior conversión en sonido. «Estamos terminando la aplicación que permitirá reproducirlo a través de una página web, de modo que puedan ser escuchados fácilmente por este público», aclara la investigadora.

Ángel Perez Navarro, ingeniero de telecomunicaciones integrante del proyecto y Alberto Díaz, profesor en el Aula
Pérez Navarro (izq.), colaborador del proyecto, y Alberto Díaz (dcha.), profesor en el Aula de Astronomía

Ángel Pérez Navarro, ingeniero de telecomunicaciones de la Agrupación Astronómica Madrid Sur y el Grupo Kepler y uno de los cooperadores de este proyecto, explica a Madrilánea que la mayoría de los ecos son subdensos, es decir, que su duración no supera el medio segundo. Asimismo, señala que la antena de la que disponen captura alrededor de 200 meteoros al día: «Cuando hay lluvias de estrellas (como las Perseidas), captamos muchos más».

Antena
La antena instalada en el observatorio fuenlabreño

Una de las ventajas de la observación por radio es que se puede realizar durante todo el año, pues no necesita que haya un voluntario presente. Tampoco le afectan las nubes ni la lluvia, por lo que el conteo no se paraliza por los cambios del clima. «Las primeras detecciones potentes se produjeron en los días de niebla que hubo en noviembre», apunta Pérez Navarro. Y prosigue: «Toda esa materia que cae procede de fuera de la Tierra. Se formó en los orígenes del Sistema Solar, de ahí que sea esencial para conocer cómo ha evolucionado».

Aula de Astronomía

«Acoger un proyecto como Contadores de Estrellas, que despierta vocaciones científicas entre los jóvenes, supone un valor añadido no solo para nuestra localidad, sino también para España», manifiesta a esta publicación el concejal de Educación de Fuenlabrada, Isidoro Ortega. Para favorecer el desarrollo de esta innovadora investigación, el ayuntamiento del municipio madrileño ha ampliado y mejorado la red wifi en las dependencias del Aula de Astronomía.

Este universo en la ciudad consta de dos planetarios, un observatorio con telescopio y una simulación de nave espacial. En este emplazamiento único con decoración galáctica –los planetas cuelgan del techo y las cortinas tienen un estampado de estrellas– aterrizó hace unos años la NASA. El responsable de Servicios e Infraestructuras de Navegación y Comunicaciones de la agencia americana, Badri Younes, impartió una conferencia sobre las próximas misiones espaciales que iban a realizar a fin de avivar la curiosidad de los alumnos por cuestiones científicas.

Nave espacial
La nave espacial forma parte del equipamiento del aula

El mantenimiento de este lugar se lleva a cabo por un convenio entre el Ayuntamiento de Fuenlabrada y la Comunidad de Madrid que se renueva anualmente. A través de este acuerdo, el consistorio aporta una subvención económica de 10.000 euros. Además, cede el edificio donde se ubica el aula, el antiguo colegio Giner de los Ríos, al Grupo Kepler, formado por un conjunto de docentes que se encarga de dar clases de astronomía a los cerca de 23.000 estudiantes de diferentes etapas educativas que pasan cada año por el centro.

Una de las funciones de estos profesores es, precisamente, enseñar a los alumnos qué son los meteoros. Aunque son popularmente conocidos como estrellas fugaces, en realidad son pequeñas rocas o partículas que entran la atmósfera terrestre a gran velocidad –entre 12 y 72 kilómetros por segundo–, se queman a unos 100 km por encima de la superficie de la Tierra y resplandecen como un efímero rayo de luz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *