Una peña espera su Peineta
La estación Estadio Olímpico de la línea naranja parece un sitio ideal para cuentos de fantasmas. Muy pocos usuarios deambulan por sus pasillos, amplios, iluminados, vacíos. Algunas personas desembarcan allí sólo para hacer transbordo a otros tramos de la línea siete. Una de sus salidas está clausurada. Detrás de las puertas de cristal cerradas se ve un descampado invadido por la maleza, escombros, escaleras a medio construir. Es decir, el Estadio Olímpico La Peineta.
—¿Esta es la única salida hacia el estadio de La Peineta?, -le pregunta la chica.
—Sí, por ese pasillo. Pero hoy no hay partido -responde mientras suelta una carcajada un encargado de seguridad de Metro de Madrid.
El recinto deportivo construido a medias e inaugurado en 1994 acogió la Supercopa de 1996 entre el Atlético de Madrid y el Barcelona, y ha acogido grandes conciertos al aire libre de figuras como Bruce Springsteen, Metallica, Bon Jovi, el ex beatle Paul McCartney o los Backstreet Boys. Durante más de seis años ha estado en el olvido, pero será la nueva sede del equipo de fútbol Atlético de Madrid a partir de la temporada 2015-2016. En noviembre del año pasado se retomaron las obras de remodelación y en diciembre se presentó el proyecto arquitectónico.
A diferencia de muchos proyectos anunciados a bombo y platillo y que después tardan en ejecutarse, La Peineta ya está cambiando, quizás no por fuera, pero sí por dentro. Ya no está el campo de fútbol o las instalaciones de iluminación. Ahora hay máquinas excavadoras, mucha tierra removida y un agujero de grandes dimensiones. La compañía encargada del proyecto, Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) —ha realizado obras como los Estadios Eurocopa 2012 (Polonia): Gdansk, Posen, Cracovia y Nacional de Varsovia— es reacia a dar información sobre la marcha de las obras.
—Estamos en etapa de demolición, y luego pasaremos a excavación. No te puedo decir más, explica por teléfono un empleado de FCC.
A lo lejos, desde las afueras de la Estación de Metro, se divisan camiones de carga protegidos por lonas rojas. Allí transportan los escombros. Lo vecinos de Canillejas y Las Rosas curiosean por las inmediaciones. Pero hay unos vecinos que están mucho más interesados en el avance de las obras: los miembros de la Peña Atlética de Canillejas.
Llevan 41 años apoyando a las duras y a las maduras al equipo rojiblanco. Se reúnen en el bar Fidel, calle San Narciso. Un local pequeño, típico bar de barrio. Al lado izquierdo de la puerta, enmarcado y protegido detrás de un cristal, cuelga el escudo de su equipo.
—Están con las obras de vaciado de La Peineta. Nos paseamos de vez en cuando por allá y lo vemos, que lo tenemos muy cerquita -señala Fernando, el presidente actual de la peña.
En los cabellos de casi todos los miembros de la peña se asoman canas. Celebran cenas cada cierto tiempo. Colocan una mesa en la entrada del bar. En el puesto de honor se sienta el presidente vitalicio, David Amor Martínez. Son como una familia. Cuando entra alguien extraño a su salita de comedor le miran con cara de interrogación, pero le reciben con amabilidad. Le invitan a tomarse un refresco o una caña y empiezan a hacer chistes. La mejor noticia que pudieron recibir fue que La Peineta será de su «Atleti».
—Para nosotros, estupendo. Ahora iremos andando hasta el estadio con la botita de vino y el bocadillo -bromea Fernando.
Lo dicen entre risas, pero es verdad. Desde el bar hasta la entrada de La Peineta hay sólo un kilómetro y medio de distancia que se recorre en 22 minutos. Depende del ritmo del caminante. El nuevo estadio aumentará su aforo de 20.000 a 70.000 espectadores. Tendrá estación de cercanías, acceso directo a varias vías de comunicación, parking y espacio dedicado a los seguidores. El presidente de la Peña Atlética Canillejas ve este cambio como algo positivo, para ellos y para el barrio.
—Se supone que La Peineta nos va a beneficiar. Como va a venir más gente vamos a tener más beneficios… y más follones también -apunta el presidente entre risas-. El aparcamiento va a escasear más, eso está claro.
La Peineta, el Calderón y una cerveza
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid dictaminó a principios de febrero que los edificios que se construyan en La Operación «Mahou-Calderón» no pueden superar los cuatro pisos. Esta decisión arruina los planes conjuntos del ayuntamiento de la capital de España, el Atlético de Madrid y la marca de cervezas Mahou, que pretendían levantar una zona residencial de altos edificios en los terrenos del estadio Vicente Calderón y de la antigua fábrica. Con los ingresos que generara la construcción se rentabilizaría la reforma de la Peineta. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dice que deben llegan a un nuevo acuerdo, mientras que el vicealcalde Miguel Ángel Villanueva estima que este problema no afectará las obras de la nueva sede del equipo colchonero.
—Si está aprobado por el ayuntamiento ya no creo que afecte. Queremos que cumplan su palabra, las cosas hay que cumplirlas -dice Fernando.
La Peña no podrá animar a su Atlético en La Peineta hasta que cumplan 45 años. Mientras, la Peña seguirá yendo al Vicente Calderón, siempre con su botica de vino y su bocadillo y la Estación de Metro Estadio Olímpico seguirá siendo un paraíso para fantasmas.