Wine Gogh: cómo fusionar el arte con la diversión
Un plan diferente e innovador que invita a volar tu imaginación y disfrutar de una experiencia única
Un lienzo en blanco, pintura neón, una copita de vino y buena música. Estos elementos combinan a la perfección y Wine Gogh (Calle de Narciso Serra, 15) nos lo demuestra.
Inaugurado el pasado 21 de octubre, el local, pionero en este nuevo formato en Madrid y en España, ofrece clases de pintura acompañadas de buena música y barra libre de vino, además de otras bebidas para todos los gustos como refrescos o vino sin alcohol. Aquí reside la gran acogida que están teniendo en la ciudad. «Nos pareció una idea muy original y decidimos animarnos», cuenta una pareja. Por otro lado, muchos asistentes afirman que siempre hacen los mismos planes y quieren «salir de lo común».
Las profesoras, Patricia y Aída, apuntan que al principio no acudía mucha gente pues «acababan de empezar», pero «gracias a las redes sociales y a las recomendaciones de los que ya han vivido la experiencia» han podido crecer y, tan solo tres semanas después de su apertura, suele llenar casi todas las sesiones. Además, influencers conocidos como Nuria Casas o Miquel Melero han pasado por allí dejando reseñas para quienes quieran animarse.
Las diferentes personas que pasan por Wine Gogh son quienes aportan diversidad al lugar. «Por aquí puede pasar todo tipo de público, desde gente a la que le encanta dibujar y se le da genial, hasta gente que no ha cogido un pincel en su vida y quiere divertirse y aprender». Pero Roger, creador del proyecto, matiza que las sesiones están pensadas para quien realmente no sabe dibujar por la «facilidad» con la que están planteados los cuadros y que finalmente «los clientes se sienten muy sorprendidos y orgullosos con sus obras».
El neón como protagonista
El concepto viene desde Estados Unidos de la mano de Pinot’s Palette, empresa precursora de la actividad de vino y arte en 2009. Roger ha querido implantarlo en España. «Queríamos hacer una actividad propia», cuenta, «pensamos en pintura, y decidimos combinarla con el vino y la diversión». Y aunque esté bastante extendida por todo el mundo, el factor de la innovación ha logrado que Wine Gogh sea única, con el giro de añadir flúor al proyecto, algo «completamente nuevo en España para la gente de a pie».
«A la vista está por qué decidimos usar pinturas fluorescentes», comenta Aída. «Es mucho más bonito visualmente y es más juvenil y nuevo que todo lo creado anteriormente». De hecho, el ingenio de usar luces negras y sumergirse en una pintura tan llamativa está causando furor. Y no solo entre sus participantes. Los transeúntes que ven el local desde fuera se paran para curiosear sobre lo que está ocurriendo dentro. «Los cuadros son muy despampanantes y es normal que llamen la atención de los más observadores», comenta Patri. «Esto también hace que les pique la curiosidad y quieran probar».
La singularidad es el sello distintivo de Wine Gogh. Por eso, no siguen un patrón estricto en sus clases. Cada persona puede dejarse llevar en todo momento con la posibilidad de añadir nuevas formas de diversión, como hacer los bocetos a su manera, pintar con las manos e incluso, los más atrevidos, pueden maquillarse la cara con pinturas propias para ello. Y adaptándose a todos los gustos, también ofrecen clases con pintura normal para los más clásicos.
Una experiencia 360
Como en su propio blog indican, tanto en la antigua Roma como en la antigua Grecia, los artistas siempre creaban sus mejores obras de la mano de un buen vino. «No buscamos que esto sea una discoteca ni mucho menos», señala Roger. «Queremos que la gente viva una experiencia diferente a la que están acostumbrados y logren desinhibirse, por eso ofrecemos la mayor calidad con vinos Rueda y Rioja, además de otras bebidas para todos los gustos».
Wine Gogh trata de desatar la espontaneidad, conocer gente, disfrutar el momento y probar cosas nuevas. «La timidez reina al principio de las clases, pero a medida que pasa el tiempo, todo son risas y la gente no se quiere ir». Y ofrece muchas posibilidades en talleres organizados, como pintar tu propia «tote bag», gorra, abanico o copa.
A raíz de la pandemia, los planes han cambiado. El tiempo es lo que más se valora y prevalece el deseo de compartirlo con los seres queridos. Esta particular unión de cultura y ocio, además de salir de la zona de confort, es la oportunidad que brinda Wine Gogh.