Provocación extrema en un alegato anti-USA
«Lo que suena es un grupo de hardcore/punk canadiense, la música es toda original», detalla Jerez. En pantalla, un Ronald McDonald (más siniestro todavía) baila sensualmente enfrente de un individuo corpulento y flácido que se masturba con atención y seriedad. Todo es explícito, la sugerencia queda aparcada. El desagrado no admite concesiones.
Esta primera pieza, titulada McDonald, forma parte de Estados unDios, una serie de cuatro vídeos que el artista presentó el pasado viernes 10 de febrero en la galería La Pieza. La temática del conjunto es la dominación que, según el artista, ejerce Estados Unidos a través de diferentes iconos o emblemas característicos. El método que utiliza es un grito de un máximo de tres minutos, a través de la contundencia de unos vídeos sin subterfugios, con los que el artista recrimina lo que considera el comportamiento abusivo de este país. El proyecto, según explica Jerez, «no termina aquí, es interminable», y ya tiene preparados los siguientes tres vídeos que serán sobre el 11-S, el conejito de Playboy y la bandera americana. «El del 11-S va a ser el más cañero», explica el autor, que parece que no se marca límites.
Le toca el turno a Mickey. Esta obra consiste en un hombre con la cabeza del roedor de Disney que fuerza sexualmente a una mujer musulmana. «En Granada me amenazaron de muerte por este vídeo, así que estoy muy contento, ya que he hecho las cosas bien», señala satisfecho Jerez. El videoartista actúa en todas sus piezas. En esta, encarna al agresor. La fuerza del vídeo radica en la expresión sufridora de la actriz, donde no hay placer, aunque mantiene cierta dignidad en contraposición con un Mickey sonriente e inalterable. Al final de la grabación, durante el orgasmo, aparecen unos fuegos artificiales. «La actitud serena de la mujer violada viene a decir que se va a vengar. Representa al pueblo musulmán», desarrolla Jerez.
Guantánamo es el tercer vídeo. En esta obra, Bart Simpson tortura al propio Jerez en un cuarto inmundo y abandonado, golpeándole y tratando de ahogarle. En busca de la mayor verosimilitud posible, el artista pagó 200 euros a un portero iraní para que le diese una paliza durante ocho horas. «Cuando terminó de pegarme, ¿sabéis qué me dijo?… Que le había gustado la experiencia», afirma Jerez, para luego disertar brevemente sobre lo útil y significativo que supuso esa revelación para la actividad performadora. «Bart Simpson es un pringado que perfectamente podría ir a la guerra», matiza, en referencia a la elección del personaje.
En la última obra, Puño, una mano cerrada con cuatro anillos en sus dedos golpea la pantalla. Cada anillo es una letra: E, E, U y U. Cada cierto número de puñetazos va desapareciendo un anillo, siendo el último la U: you. Y suena el himno norteamericano, pero al revés. «Quería reflejar la economía de los Estados Unidos, que se enriquece, pero que nunca abre la mano», concluye
Intrahistoria de la presentación
Aunque la proyección estaba prevista en la Galería 6mas1, a medianoche, finalmente se llevó a cabo en LaPieza. «Fue todo por tocar los cojones, yo quería irme ya de esa galería y pensé en hacer esto. Hoy ha sido el último día, ya no trabajo con ellos», dice sonriendo Jerez. En somosmalasana.com, la misma tarde de la presentación, se leía: «Por desavenencias entre el artista y la galería la proyección se traslada a LaPieza a las nueve de la noche». Jerez había informado mal a propósito. «Yo conseguía todo por mi mismo. 27 exposiciones en un solo año, ellos no hacían nada», prosigue el artista. «Si te dice algo una Juana de Aizpuru, pues te callas. Pero una galería underground…», afirma Jerez. «Me siento liberado», finaliza.
Jodidamente curioso, felicidades al autor por el interesante artículo.