¿Qué nos diferencia de Eichmann?
Eichmann se despertó e hizo café. Fue a la habitación de los niños para arroparles. Luego, a la de su mujer. La besó. Salió de casa a comprar el pan y pasó a saludar a su vecina. Esa vieja se hacía querer. Cuando le preguntaron por qué había participado en el exterminio de judíos, no supo contestar. Los psiquiatras determinaron que no odiaba a los judíos y que era un tipo normal, con una vida corriente y una familia común.
Aquella mañana, todos se levantaron. Todos hicieron café. Todos salieron de casa, saludaron a sus vecinas y besaron a sus ellos y sus ellas. Todos fueron a trabajar. Cuando les preguntaron cómo es que no hicieron nada cuando vieron a gente dormir en la calle, con miembros amputados, sin comer; cuando les preguntaron cómo es que no hicieron nada si sabían que había gente que moría todos los días de hambre, enfermedades y guerras, no supieron contestar.
¿Qué nos diferencia de Eichmann?
El mundo es un enorme campo de concentración.